Jeanine Áñez asegura que quiere mantener "relaciones de amistad y respeto mutuo" con España y México
La presidenta del Gobierno de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, ha expresado su deseo de mantener "relaciones de amistad y respeto mutuo" con las autoridades de México y de España a pesar de la reciente expulsión de sus representantes diplomáticos.
Áñez ha querido limitar el alcance de esta polémica internacional –desatada por la presencia de agentes españoles en la residencia de la embajadora mexicana, donde se encuentran asilados nueve antiguos miembros del gobierno depuesto de Evo Morales–, a un conflicto con funcionarios concretos, y no con los gobiernos de los países implicados ni con sus respectivas sociedades.
"Nuestro Gobierno quiere mantener las tradicionales relaciones de amistad y respeto mutuo tanto con los gobiernos de México y España como con los pueblos de ambos países, con quienes nos unen lazos sólidos y culturales, políticos e históricos y hasta familiares", dijo exactamente Áñez.
Lazos "inquebrantables"
Las declaraciones de la autoproclamada presidenta se alinean con las de su viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría, que tan solo dos días después de las expulsiones de los representantes mexicanos y españoles se apresuró a declarar que los "lazos de amistad" que Bolivia mantiene con con México y con España "son inquebrantables".
"Son pueblos con quienes mantenemos alianzas, especialmente España en materia social, educación, salud y varios otros programas que no se verán afectados", afirmó entonces Santamaría.
Los motivos de la disputa
El Gobierno de facto de Bolivia ordenó el pasado 30 de diciembre la expulsión de la embajadora mexicana, María Teresa Mercado, y de la encargada de Negocios de España, Cristina Borreguero, y su compatriota, el cónsul Álvaro Fernández, tras haber denunciado la presencia de agentes encapuchados de la misión diplomática de España tratando de acceder a la Embajada de México en La Paz.
Áñez explicó su decisión de declarar 'personas nos gratas' a estos funcionarios refiriéndose a una supuesta "conducta hostil" de varios agentes españoles que les acompañaban y que habrían tratado de "ingresar de forma subrepticia y clandestina a la residencia de México en Bolivia".
El Gobierno de España, por su parte, argumentó que la visita de la encargada de Borreguero y el cónsul fue exclusivamente de cortesía, y negó que se hubiera tratado de facilitar la salida de las personas asiladas en la sede diplomática mexicana. Según las autoridades españolas, junto a los funcionarios diplomáticos acudió el personal de seguridad habitual.
El Ejecutivo español respondió a la medida de Áñez con la expulsión de tres diplomáticos bolivianos.