Los rescatistas chilenos que salvan manifestantes en la línea de fuego
Las piedras y los balines van y vienen en el centro de Santiago de Chile. La renombrada Plaza Dignidad —oficialmente llamada Plaza Baquedano—, es el escenario de manifestaciones, disturbios, enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, gases lacrimógenos, camiones hidrantes, corridas, detenciones y, también, represión excesiva. El panorama se repite casi todos los días desde mediados de octubre, aunque los viernes se producen las convocatorias más importantes. Su motivación ya es conocida: cambiar el modelo económico de raíz por uno más igualitario, mediante una nueva Constitución.
Fuera de los discursos de dirigentes políticos, muchos chilenos entienden que la transformación del país se produce en las calles. Y algunos, los más aguerridos, combaten frente a frente con Carabineros en la denominada 'Primera Línea', un grupo de choque artesanal que se coloca delante de las movilizaciones para resistir la avanzada policial y responder los ataques, pese a la clara desigualdad de equipamiento. Así, a medida que van cayendo heridos en las ya típicas batallas campales capitalinas, un pequeño conjunto de arriesgados voluntarios independientes rescatan a los lesionados, en medio de disparos, humo, y la histeria generalizada.
Vestidos con overoles azules y cascos de bicicletas, los brigadistas toman sus improvisados escudos pintados con el icónico emblema de la cruz roja, y se desplazan a unos diez metros de los protestantes más combativos. En las movilizaciones ya los tienen bien identificados, incluso muchas veces son los propios manifestantes quienes piden su asistencia, levantando la mano al grito de: "¡Médico, médico!". Cuando no hay tiempo que perder, la Brigada de Salud Unión Clasista de Trabajadores entra en acción.
"Avanzamos al estilo espartano"
Aquel equipo de civiles, que apoya el reclamo general, se ubica en la plaza principal los lunes y viernes desde las 15, dos horas antes de que se desate la tensión máxima. Así, cerca del Monumento a los Mártires de Carabineros, instalan un puesto sanitario básico para atender a los lastimados. El grupo está compuesto nada más que por cinco miembros: dos especialistas en primeros auxilios y tres rescatistas, que atraviesan la lluvia de plomo para quitar del peligro a las personas maltrechas. "Esperamos a que empiece una confrontación directa, que es de carácter espontánea, y vamos rescatando a los primeros heridos", explica Cristian Orellana Álvarez, uno de los brigadistas.
"Cuando alguien pide ayuda y los manifestantes no pueden acercarlo, avanzamos con los escudos, casi al estilo espartano", relata ese estudiante de Antropología. El mecanismo lo fueron mejorando en la práctica, para evitar lesiones dentro de la propia brigada. "Si es muy necesario asistir a la persona en ese momento, llamamos a los encargados de primeros auxilios, se mueven hacia nosotros protegidos por los escuderos y la atienden ahí mismo. Si está consciente y las heridas no son de mayor gravedad, la llevamos al punto sanitario", señala el joven de 26 años.

Cristian calcula que por jornada socorren a unas 30 personas, o más, aunque en medio de la vorágine es difícil llevar un conteo preciso. Además, los de 'Primera Línea' "están encapuchados y son reacios a entregar algún tipo de nombre", para evitar que se filtren sus datos personales y no correr el riesgo de enfrentar cargos penales, o represalias de efectivos policiales. "Tampoco les preguntamos", aclara el entrevistado. Asimismo, agrega: "Diría que el 90 % de los auxiliados dan las gracias y se van de nuevo a pelear. Hay personas que hemos atendido dos, tres o cuatro veces el mismo día". Las afecciones son de distinta consideración, sin mencionar a los cientos de personas rociadas con hidróxido de magnesio y bicarbonato en el rostro para reducir los efectos del gas policial, que pueden causar vómitos y dificultad para ver.
Situaciones críticas
Hasta el momento, a la brigada no le tocó recibir ningún muerto. Sin embargo, hubo circunstancias traumáticas que aquellos chicos, en su mayoría de nula experiencia en emergencias, tuvieron que afrontar. Para visualizar mejor su tarea, Orellana Álvarez recuerda algunas situaciones donde se pusieron a prueba.
Entre las más graves, repasa que en las primeras semanas del conflicto, cuando los miembros de la 'Primera Línea' iban peor equipados, protegidos solamente con cosas que encontraban en la vía pública, los brigadistas recibieron a un individuo con un corte profundo en la mano izquierda: "Se le veían los tendones", grafica. Aquella herida era tan importante, que el hombre debió ser trasladado en un vehículo particular hacia un hospital, para una intervención acorde.
Otro caso que marcó al rescatista fue el de un manifestante que recibió el impacto de una bomba lacrimógena en el rostro: "Unos protestantes nos llamaron diciendo que había un herido. Cuando llegamos, la persona estaba toda ensangrentada y había perdido la conciencia", cuenta. Mientras el drama crecía, la ambulancia se demoró 45 minutos en llegar al lugar. Sin embargo, el caso no pasó a mayores, aunque el individuo terminó con la nariz y algunos dientes rotos.
Con ese panorama, el último ejemplo es el que mejor refleja el accionar de las cuestionadas fuerzas de seguridad: "Estábamos atendiendo a alguien, que había recibido tres o cuatro perdigones en la espalda, pero llegó Carabineros, nos golpeó y nos lo quitó", sostiene. La polémica detención se produjo hace dos semanas, y Cristian asegura que se trató del momento más difícil para el equipo: "No volvimos a saber nada de esa persona".
Según las experiencias de otras brigadas, que también vieron cómo sus pacientes eran capturados por efectivos, esta no fue una práctica aislada.
Poner el cuerpo
Estar en la línea de fuego para ayudar a otros también puede salir mal. De hecho, aquel estudiante recibió un perdigón en un testículo, situación que lo dejó inmovilizado por 15 dolorosos días. Es que a pesar de la indumentaria que da cuenta de su condición de voluntario, el entrevistado alerta que los policías no discriminan y disparan a todos por igual, sin contemplaciones. Según explica, los únicos que están a salvo de recibir balazos son los miembros de la organización Cruz Roja Chilena, que sostuvo una reunión de coordinación con la dirigencia de Carabineros en noviembre.
"Nos dispararon a muy corta distancia, menos de cinco metros", señala Álvarez. Por esos días contaban con escudos más pequeños, que no cubrían todo el cuerpo, pero a fuerza de tiros tuvieron que mejorar su protección. La situación fue confusa: ante el despliegue de Carabineros por la avenida Vicuña Mackenna, la 'Primera Línea' retrocedió, pero los rescatistas se mantuvieron firmes en su posición, creyendo que los efectivos iban a diferenciarlos. Se equivocaron.
"Sacaron las escopetas de balines, nos vieron y dispararon. No fue un accidente", expresa. Sus propios compañeros debieron atenderlo a él y otros camaradas lesionados.
Cómo se formó el grupo
Al igual que otros equipos de civiles voluntarios, la Brigada de Salud Unión Clasista de Trabajadores nació por parte de manifestantes luego de notar que "nadie actuaba de urgencia cuando se producían heridos". El nombre se explica porque la idea surgió en el seno de un debate sindical, aunque no reciben ningún tipo de apoyo económico o institucional.
"Para nosotros, que somos civiles, es muy fuerte. Cuando Carabineros arremete, y todos corren, nosotros nos quedamos. Si el compañero cae, estamos ahí", se enorgullece. Y finaliza: "No somos neutrales, pero si un policía cayera, también lo haría atender. Son cosas que te enseña la tarea humanitaria".
Heridos y víctimas en las manifestaciones
El último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) expone que desde la noche del 17 de octubre hasta el 31 de enero se produjeron 3.746 lesionados. Entre ellos, 2.114 fueron por disparos —51 de bala— y 268 por el uso de lacrimógenas. Asimismo, el organismo registró 427 casos de daños oculares, de los cuales hubo 29 situaciones de pérdida total de algún ojo.
En noviembre, el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile había alertado que los "balines usados por Carabineros están compuestos en un 80 % por metales y otros elementos distintos a la goma". Tras el escándalo, prometieron dejar de usarlos. Además, organizaciones de alcance mundial, como la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, criticaron duramente el "accionar desmedido" de las fuerzas de seguridad.
Por su parte, la Fiscalía del país sudamericano investiga31 muertes producidas desde el inicio del estallido social, seis de ellas atribuibles a las fuerzas de seguridad. En ese marco, más de 5.500 personas denunciaron violaciones a los derechos humanos, presuntamente cometidas por agentes del Estado.