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Feministas de Argentina renuevan la lucha por la legalización del aborto con debate y pañuelos verdes en alto

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Miles de activistas agitaron sus telitas verdes a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, a la espera de que el presidente Alberto Fernández presente su propio proyecto.
Feministas de Argentina renuevan la lucha por la legalización del aborto con debate y pañuelos verdes en alto

La marea verde volvió a salir a las calles. Bailó, desfiló, reclamó, cantó y, sobre todo, levantó de nuevo el pañuelo que el movimiento de mujeres argentinas convirtió en símbolo internacional del apoyo a la legalización del aborto.

Con Buenos Aires como epicentro, miles de activistas se movilizaron por tercer año consecutivo en decenas de ciudades argentinas y del extranjero, en una jornada que ya trasciende el derecho al aborto y que forma parte de la revolución feminista que recorre el mundo. Y en la que Argentina se ha colocado a la vanguardia.

La intensidad del clima que se vivió afuera del Congreso no se debió solamente al calor del verano austral, sino a la posibilidad de que, ahora sí, este año por fin se apruebe la ley que permita la interrupción voluntaria del embarazo.

Hay alegría, ilusión y esperanza. El presidente Alberto Fernández apoya la legalización y ya confirmó que enviará al Parlamento un proyecto propio. Que el respaldo político provenga desde Casa Rosada es inédito, pero la desconfianza permea. Una por una, las representantes de las organizaciones que desfilaron ante el escenario de la movilización advirtieron que la única iniciativa que apoyarán es la de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Calibrando expectativas

Nina Brugo, una legendaria feminista de 75 años y cofundadora de la Campaña, no es tan determinante. Mientras se acomoda las perlitas verdes que adornan su rostro, le explica a RT que por ahora no quieren especular, que deben esperar a conocer el proyecto que presentará el presidente y que están dispuestas a consensuar, no a negociar.

"Nunca se sabe qué puede pasar, creemos que las posibilidades de que este año se apruebe son reales, pero siempre y cuando sigamos siendo acompañadas por el movimiento de mujeres", dice rodeada de otras activistas apostadas en la entrada principal del Congreso. Reconoce que el apoyo del presidente contribuye a generar optimismo, pero la decisión la tienen diputados y senadores. "Hasta que levanten las manos para votar, no vamos a tener certezas", afirma.

A diferencia de otras de sus compañeras que no quieren saber nada de proyectos alternativos, Brugo convoca al análisis detallado de la iniciativa presidencial. "No podemos partir de que es el proyecto de la Campaña o nada. Puede haber elementos que no nos satisfagan del todo, pero todo es conversable. Sabemos, por ejemplo, que el proyecto en el que trabaja el Ejecutivo está basado en una cuestión de salud pública. El nuestro, en cambio, tiene principios sobre los derechos humanos de las mujeres. Tampoco queremos que haya consejerías, como en Uruguay, porque eso traba los abortos; ni objeción de conciencia para los médicos, pero hay que esperar", explica.

Elsa Schvartzman, otra integrante de la Campaña, intenta bajar las expectativas. Recuerda que todos los años creen que la ley va a salir, por eso salen a pelear. "Este año renovamos las esperanzas, la energía y la fuerza. Vamos a luchar hasta el último momento. Que el presidente apoye la legalización es importante porque los ejecutivos tienen fuerza política y pueden hacer presión en todos los poderes. Pensamos que va a ejercer esa influencia, pero por ahora no podemos discutir sobre un texto que nadie ha visto todavía, no podemos saber qué va a pasar", señala.

El temor de algunos colectivos es que el presidente presente un proyecto "lavado", debido a la cercana relación que mantiene con el Papa Francisco. Que quiera quedar bien con las feministas y con la Iglesia, algo que en el tema del aborto parece imposible. La cúpula católica argentina está en pie de guerra, tanto, que ya anunció que realizará una misa "por la vida" el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en el que los feminismos volverán a salir a las calles a reclamar derechos.

El verde identitario

La discusión parlamentaria se acerca. Mientras tanto, las feministas convierten los alrededores del Congreso en una romería en la que predomina el verde, el color de su identidad, de las batallas compartidas que se masificaron y tuvieron repercusión internacional en 2018, luego de que el expresidente Mauricio Macri habilitara, por primera vez y de manera sorpresiva, el debate sobre el aborto en el Congreso, a pesar de que siempre estuvo en contra de la iniciativa. La histórica legalización que se aprobó en Cámara de Diputados fue frenada en el Senado, pero el camino quedó allanado y permitió que asomara una nueva generación de activistas que se apresta a continuar la lucha con los rostros plagados de brillantina verde. 

El color se replica en múltiples tonalidades en mochilas, camisetas, pines, vestidos, medias, pulseras, vasos, llaveros, pelucas, sombras de ojos. En cuerpos femeninos semidesnudos que son usados para estampar lemas: "aborto legal para no morir", "Iglesia y Estado, asunto separado", "se va a caer", "será ley", "mira cómo nos ponemos".

Al atardecer, las calles que rodean el Congreso parecen un caos pero en realidad hay un orden militante, acordado con anticipación entre las organizaciones que componen el poderoso movimiento de mujeres de este país. Diferentes grupos improvisan una cancha de futbol, dan charlas sobre educación sexual integral, explican el proyecto de la Campaña, presentan libros, preparan el escenario, organizan murgas, cantan y bailan.

Ya casi oscurece cuando aparecen Las Tesis, la colectiva chilena que denunció la violencia machista con "El violador eres tú", el himno feminista que globalizó su letra y su coreografía y que se repite aquí para recordar que "la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía". La canción se modifica acorde a la jornada. Gracias a la adaptación realizada por la escritora Claudia Piñeiro, las voces entonan: "El patriarcado es un juez que nos obliga a parir / y nuestro castigo es la violencia que ya ves / es femicidio / maternidad como destino / es violación / es aborto clandestino".

Un rato después, desde el escenario convocan a concretar el "pañuelazo". Ahí asoma de nuevo la marea feminista argentina que tanto conmueve por su masividad y que es resultado de una construcción de décadas de activismo. Miles de mujeres se levantan lentamente, agitando con el brazo en alto su telita verde al grito de: "se va a caer y va a ser ley". El clamor se intensifica, se acelera. Hay abrazos, algunas lágrimas.

La legalización del aborto no será fácil. Las argentinas lo saben y se preparan, juntas, para la dura batalla parlamentaria.

Cecilia González

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