La falta de alimentos habituales y también de hielo flotante, que sirve a los osos polares de puente a las regiones árticas ricas en focas y morsas, ha llevado a estos animales a matar y devorar a sus semejantes.
El canibalismo es un "hecho consumado desde hace tiempo" para estos depredadores, estima el ecólogo ruso Ilyá Mordvíntsev, pero él y sus colegas están preocupados por los casos cada vez más frecuentes de este horrible comportamiento.
"Las señales están llegando no solo de los científicos, sino que también de un creciente contingente de los empleados de empresas petroleras, del Ministerio de Defensa", dijo el investigador en declaraciones que recoge la agencia Interfax.
"Constatamos que el canibalismo está en aumento", afirmó Mordvíntsev y citó una causa probable del cambio: algunas temporadas no hay suficientes alimentos, algo que hace que los machos grandes ataquen a las hembras con oseznos. También admitió que "no había previamente tantas personas en el Ártico para registrar tantos casos del canibalismo".
El ecólogo prestó una atención especial al paso entre el estuario del río Obi y el mar de Barents (parte de la ruta marítima del norte), donde solo había navegación durante unos pocos meses al año, pero en los últimos años los navíos circulan todo el año. "La ensenada del Obi siempre ha sido un lugar de caza del oso polar, pero ahora está todo el año con el hielo destruido", afirmó.
Mordvíntsev agregó que las muestras de biomateriales recabadas el año pasado descubrieron que muchos osos tienen que contentarse con "alimentos que no son naturales para ellos", como hierbas y huevos de aves y, sin embargo, resultan "capaces de adaptarse y sobrevivir". Su expedición no vio a ningún animal muerto por agotamiento en las islas del Ártico, normalmente se encontraban en buen estado físico. Por otro lado, hay cada vez más casos cuando los animales van a los poblados y deambulan por la costa.
Encerrados en el litoral
Para el mayor depredador del Ártico la presencia en el mar de los hielos flotantes a la deriva es imprescindible. Les permiten migrar y cazar focas y, a falta de esos témpanos, los osos se quedan en tierra firme, donde la reserva alimentaria es diferente. Y la causa principal de su derretimiento y el deshielo en general no son los rompehielos y otras formas de actividad humana en la región, sino el calentamiento global.
En los últimos 25 años la superficie total de los hielos árticos al final del verano se reduce en un 40 %, algo que los expertos consideran crítico para la población de osos.
El jefe de la expedición a las altas latitudes del Instituto Científico Investigador del Ártico y el Antártico, Vladímir Sokolov, compartió con la prensa una previsión climatológica de que esta superficie seguirá disminuyendo intensamente hasta mediados del siglo XXI. Cuando desaparezca la capa fría que cubre el mar, tampoco habrá hielo en el Ártico y el oso blanco desaparecerá de las latitudes altas. Solo podrá habitar las costas continentales y de los archipiélagos, admitió Sokolov.
"Estas estimaciones existen y vemos que el océano se está calentando anualmente", afirmó. Explicó que el pronóstico aborda la situación con el hielo en la deriva, mientras que el hielo de las regiones costeras seguirá renovándose cada invierno debido a las bajas temperaturas.