
La basura de las playas argentinas amenaza a las tortugas marinas: ¿cómo se rehabilitan tras ingerir plástico?

Una tortuga verde de la especie Chelonia mydas, que integra la Lista Roja de animales amenazados elaborada por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), fue devuelta con éxito al mar argentino este viernes luego de una difícil rehabilitación desarrollada por los especialistas de la Fundación Mundo Marino, en la Provincia de Buenos Aires.
Antes de volver a su hábitat natural, el reptil de 35 centímetros logró expulsar restos de bolsas de 'nylon', pequeños pedazos de plástico duro y una tira de 1,20 metros, similar a las que se utilizan para envolver regalos o alimentos de panadería. Vanesa Traverso, bióloga de la organización, cuenta a RT que se trata de basura que suelen arrojar los ciudadanos en las playas argentinas y sus cercanías: "Todo lo que tira la gente, termina en el mar", lamenta.

En efecto, las víctimas de la irresponsabilidad humana suelen confundir los residuos que se hallan en el agua con alimento, por ejemplo, algas marinas o medusas, que se parecen a las bolsas. "El 97 % de aquellas que entran a la Fundación, defecan plástico", advierte la experta.
Según detalla, se trata de una especie que solo llega a la orilla si presenta algún tipo de problema, o si las hembras colocan huevos en la playa.
"Es muy frecuente recibir tortugas contaminadas"
El ovíparo fue encontrado el 17 de enero cerca de la ciudad costera de San Clemente del Tuyú por un pescador, que vio al animal atrapado en su red. Acto seguido, le realizó tareas de primeros auxilios, que consisten en colocar al reptil "sobre una superficie plana, boca abajo, a 45 grados, para que pueda expulsar el agua", detalla la entrevistada. Esto se explica porque "las tortugas respiran igual que nosotros, tienen pulmones", acota.
Luego de la asistencia inicial, ese mismo día fue recibida por la Fundación. Esta práctica colaborativa es habitual entre los pescadores del lugar, quienes ante la duda, entregan los animales a los especialistas y no los devuelven directamente al agua, para su correcta recuperación. "Es muy frecuente recibir tortugas contaminadas", subraya Traverso.
En el centro se le tomaron muestras de sangre y se realizaron placas radiográficas, con las cuales notaron una congestión pulmonar y, además, la presencia de los componentes extraños en su interior. Así, los veterinarios le aplicaron una medicación para incentivar la eliminación de la basura, que ponía en riesgo su vida.
La intervención de Mundo Marino dio resultados: el 23 de enero, la joven tortuga comenzó a evacuar los primeros restos de plástico, y el 19 de febrero defecó el inmenso hilo, cuya longitud era casi cuatro veces mayor que su propia portadora. "No podíamos tirar del plástico, porque se podía lastimar, había que dejar que ella lo expulsara sola", repasa la entendida.
"La reinserción al mar fue muy emocionante"
El 6 de marzo fue el día elegido para que la tortuga, tras una ardua recuperación, regresara a las aguas del Atlántico, al sur del continente americano. Traverso estaba en su día libre, pero igualmente fue al evento más esperado por cualquier defensor del medio ambiente: "La reinserción fue muy emocionante", describe.
La devolución al mar se realizó en el mismo distrito provincial donde fue hallado el reptil. A la jornada también acudieron autoridades del Ministerio de Ambiente y el pescador que rescató a la tortuga, que no se lo quiso perder.
Por otro lado, la bióloga pide a los lectores mayor conciencia ecológica: "Hay que usar menos plástico y más bolsas de tela. Debemos tratar de no tirar residuos en la playa o en la calle, y tirarlos en el cesto. Respetando eso, va a ir cambiando, de a poco". Algo básico, que es necesario repetir hasta el cansancio.
Sobre ello, señala que estas graves faltas no solo afectan a las tortugas: "Hemos recibido otros animales, como lobos marinos, gaviotas y pingüinos". Asimismo, recuerda el caso de un pájaro empetrolado, al que le hicieron un estresante trabajo de lavado, "pero murió de la nada". Después, tras realizarle la necropsia -un análisis al interior del animal fallecido-, apareció en su intestino un botón, posiblemente de camisa. Eso produjo el deceso, precisa Vanesa.
Las tortugas que no se salvaron
En lo que va del año, la Fundación Mundo Marino recibió seis tortugas, pero solo una estaba viva, contabiliza Traverso. Como patrón común, todas ellas tenían plástico en su interior, según las necropsias.
En 2019, entraron 64, de las cuales 27 estaban con vida, pero dos de ellas murieron en el proceso de recuperación, otras 25 fueron regresadas al mar en buenas condiciones de salud, gracias a la intervención de los especialistas.
Entre las fallecidas, casi todas contenían basura, aunque en algunos casos no pudieron hacerse los estudios porque los cuerpos ya estaban muy descompuestos.
Acciones para generar conciencia
Producir un sentido de responsabilidad para empresas que fabrican los agentes contaminantes y consumidores que los arrojan en la vía pública, es todo un desafío. Por lo pronto, está en vigencia el plan Playas Limpias, destinado a generar conciencia sobre el cuidado de aquel espacio turístico, compartido con otros seres vivos.
Sobre esta actividad, que recibe el apoyo de las autoridades, la miembro de la Fundación comenta que "se pone una carpa, se hacen juegos con los chicos y se concientiza sobre los residuos".

A su vez, la reciente reinserción del animal se dio en el marco de la Red Federal de Asistencia a Varamientos y Rescate de Fauna Marina, compuesta por autoridades gubernamentales, referentes académicos y organismos de la sociedad civil, como Mundo Marino. Esa conformación integra el Plan de Acción Nacional para la Conservación de Tortugas Marinas, monitoreado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, en cumplimiento con una ley sancionada en 2010, que se adhiere a una convención interamericana.
El programa tiene dos enfoques: reducir el contacto de estos animales con los residuos, pero también con la pesquería. De hecho, el Consejo Federal Pesquero incorporó la normativa y se comprometió a su debido cumplimiento.
Con este escenario, el reptil más antiguo, que data desde el período Triásico -previo al Jurásico-, ahora se enfrenta a la basura de los humanos, y muchos ejemplares ven la supervivencia en peligro.
Leandro Lutzky
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