Bolsonaro ignora de nuevo la pandemia y participa en una manifestación que pide una intervención militar y el cierre del Congreso

"Juramos un día dar la vida por la patria y haremos todo lo posible para cambiar el destino de Brasil", aseveró en su discurso, fuertemente criticado por la clase política.

Sin guantes, sin mascarilla y tosiendo un par de veces, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, participó el domingo en una manifestación frente al Cuartel General del Ejército, en Brasilia, en la que se defendió una intervención militar y el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal Federal (STF).

Ignorando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), decenas de simpatizantes se congregaron para escuchar el discurso de Bolsonaro con motivo del Día del Ejército en este país.

"No queremos negociar nada. Queremos acciones para Brasil (...) Se terminó la vieja política. ¡Ahora es Brasil lo que está por encima de todo y Dios por encima de todos!", exclamó el ultraderechista subido en un camión. 

Y añadió: "Cuenten con su presidente para hacer lo que sea necesario para mantener la democracia y garantizar lo más sagrado, nuestra libertad".

"Juramos un día dar la vida por la patria y haremos todo lo posible para cambiar el destino de Brasil", aseveró. 

Durante la protesta, los manifestantes pidieron defender la Acta Institucional 5 (AI-5), un decreto emitido en 1968 durante la dictadura militar y considerado uno de los más represivos, con el que se cesaron los mandatos políticos y se suspendieron todas las garantías constitucionales. Bolsonaro no se manifestó sobre ninguna de las consignas de los manifestantes. 

Este lunes, en declaraciones a la prensa a la salida de su residencia, Bolsonaro aclaró que no está conspirando contra ningún poder. "Generalmente se conspira para llegar al poder. Yo estoy en el poder. Soy el presidente de la República", enfatizó. "Realmente soy la Constitución", añadió.

Según Bolsonaro, los carteles contra la democracia, el Congreso y el STF fueron escritos por "infiltrados". "Tomen mi discurso. No dije nada en contra de ningún otro poder, todo lo contrario. Queremos volver a trabajar, la gente lo quiere", aseveró. 

Antes de marcharse, el mandatario se refirió a la pandemia del coronavirus. "Aproximadamente el 70% de la población estará infectada. No tiene sentido querer escapar de ella", sentenció.

Oleada de críticas

Su discurso provocó una oleada de reacciones entre la clase política brasileña. 

El presidente del Congreso, Rodrigo Maia, aseguró en su cuenta de Twitter que no hay tiempo que perder "con retóricas golpistas". "Es urgente continuar ayudando a los más pobres, a los enfermos que esperan ser tratados en las UCI y trabajar para mantener los empleos", destacó. 

Mientras, el gobernador de Sao Paulo, João Doria, calificó de "lamentable" que el presidente "apoye un acto antidemocrático, que desafía la democracia y ensalza la AI-5". 

"La misma Constitución que permite que un presidente sea elegido democráticamente tiene mecanismos para evitar que conduzca al país a la destrucción de la democracia y al genocidio de la población", advirtió el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva

Por su parte, la Asociación de Magistrados Brasileños (AMB) mostró su "preocupación" por la manifestaciones que defienden el cierre del Supremo Tribunal Federal y el Congreso, además de otras medidas ilegales que atacan a la Constitución".

Destitución del ministro de Salud

Bolsonaro destituyó la semana pasada a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, con quien mantuvo fuertes diferencias por la gestión de la pandemia, y quien, defensor del confinamiento para evitar contagios, criticó las salidas del mandatario por Brasilia. Sin embargo, el nuevo ministro de Salud, Nelosn Teich, no se ha pronunciado sobre el acto del domingo.

El sábado, en una retransmisión vía Facebook, el mandatario volvió a criticar las medidas de cuarentena y atacó a los gobernadores y alcaldes que la defienden. "En lo que en mí depende, vamos a comenzar a flexibilizar y mostrar que ese no es el camino", sentenció. 

"¿No es posible entender que las consecuencias del desempleo es lo que va a matar a las personas?", preguntó. 

Según las últimas cifras del Ministerio de la Salud, en Brasil se han contagiado 38.654 personas, 2.462 han fallecido, 14.062 pacientes se encuentran hospitalizados y 22.130 se han recuperado.