Desempleo récord y rebajas salariales: los estragos del coronavirus en el mercado laboral
La pandemia de coronavirus está devastando la economía mundial como no había ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial, y ha causado una reducción "sin precedentes" de la actividad laboral, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El organismo especializado, dependiente de las Naciones Unidas (ONU), señaló en un reciente informe que las medidas de paralización total o parcial de los procesos productivos ya afectan a casi 2.700 millones de trabajadores, es decir, a 81 % de la fuerza de trabajo mundial.
Según el Observatorio de la OIT, en el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción del empleo de alrededor del 6,7 %, es decir, 195 millones de trabajadores a tiempo completo. Esta crisis afecta especialmente a los países en desarrollo, donde hay una elevada proporción de personas activas en el empleo informal, con un acceso limitado a los servicios de salud y a la protección social.
Para este sector, que suma aproximadamente a 2.000 millones de personas, la OIT ha solicitado medidas apropiadas a nivel político, que apunten a evitar una caída masiva en la pobreza. También advierten sobre la necesidad de contener a las empresas económicamente viables, a fin de garantizar una pronta recuperación del empleo una vez que se supere la pandemia.
No todos los sectores productivos tienen pérdidas de empleo. Tampoco todas las regiones sufren la recesión de la misma manera. Pero las dos principales potencias del mundo reflejan números desalentadores, y el panorama se percibe aún más complicado para los países de menores recursos. En EE.UU., unas 26 millones de personas solicitaron el seguro de desempleo desde el pasado 14 de marzo, una cifra récord que representa nada menos que el 16 % de la población activa. China, por su parte, sufrió una contracción de su economía de 6,8 % en el primer trimestre del año, después de décadas de crecimiento.
Economía de guerra
La agencia calificadora de riesgos Fitch pronosticó que el PIB mundial se contraerá en un 3,9 % en 2020, "una recesión de una profundidad sin precedentes en el período de posguerra". Para Sudamérica, las estimaciones son más preocupantes: de acuerdo al informe Perspectivas Económicas Mundiales del Fondo Monetario Internacional (FMI), este año la economía de México se contraerá 6,6 %; la de Argentina 5,7 %; Venezuela 15 %; Brasil 5,3 % y Chile 4,5 %. A su vez, una encuesta de Ipsos refleja que el 40 % de los peruanos se ha quedado sin empleo o dejó de percibir un salario por la pandemia. Los efectos de esa caída repercuten, y lo harán todavía más, en el plano del trabajo.
El economista mexicano Carlos Brown observa un doble contratiempo, debido a efectos adversos por el lado de la oferta y también por el lado de la demanda: "Dado que este es un problema de salud pública, afecta la disponibilidad de las personas como fuerza laboral, y eso definitivamente tuvo implicancias en la producción a nivel global. En segundo lugar, el confinamiento masivo tiene fuertes efectos negativos en el consumo y la inversión", dice el especialista a RT.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social de México informó que entre el 13 de marzo y el 6 de abril se han perdido 346.878 empleos. Sin embargo, aclara Brown, es necesario analizar qué tipo de empleo es el que se está perdiendo. En México, la informalidad laboral alcanza al 56,3 % de la población ocupada. Y podría aumentar si las empresas que contratan personal de manera regular siguen reduciendo sus plantillas.
"Una bomba de tiempo"
Para el caso Latinoamericano, la enorme cantidad de trabajadores no regularizados, que carecen de un sistema de seguridad social que los ampare, ejerce presión tanto a a los mercados laborales como a la salud pública. Y el problema es que los subsidios gubernamentales no siempre abarcan a quienes forman parte del sector informal de la economía. Es "una bomba de tiempo", advierte Brown.
"La situación en Latinoamérica es muy particular. Una crisis de los mercados laborales repercute directa y rápidamente en la vida de las personas, por las condiciones de pobreza y desigualdad que atraviesan la mayoría de los países", explica. Y reconoce las dificultades de imponer una cuarentena estricta en países como el suyo: "Muchas de las personas que hoy están en la informalidad, viven al día, y ese es justamente el motivo por el que tienen que salir a conseguir recursos como sea".
En el caso de México, 42 % de la población vive en situación de pobreza y cerca del 20 % es vulnerable por el nivel de ingresos. "Esto significa que cualquier circunstancia imprevista, por ejemplo, que un familiar se contagie de coronavirus, puede ser un motivo para que la familia entera caiga en la pobreza, ya que deberán gastar todos sus ingresos y bienes para poder pagar las cuentas médicas de alguna clínica privada y así poder salvarle la vida", apunta el especialista.
La crisis, más allá de las estadísticas
La OIT estima que Argentina podría perder cerca de 340.000 puestos laborales como consecuencia de la pandemia, que ya ha causado en el país 165 muertes y más de 3.400 infectados. Para la economista y especialista en finanzas argentina Diana Mondino, el empleo formal hasta ahora se ha reducido muy poco en su país. "En cuanto al informal —que está alrededor del 40 %—, se ha de suponer que tiene que haber caído muchísimo, pero, por definición, no hay estadísticas".
Mondino remarca un dato reciente para reflejar que la situación de informalidad sobrepasa cualquier política contenedora de los estados nacionales sudamericanos. Cuando estalló la pandemia en Argentina, el Gobierno de Alberto Fernández lanzó un Ingreso Familiar de Emergencia de 10.000 pesos (alrededor de 151 dólares) para este sector, que estimaba iba a alcanzar a tres millones de personas.
"Se presentaron 11 millones de personas a pedir esa ayuda. Dejando de lado que pueda haber algo de fraude o errores en la base de datos, de todas maneras significa que el empleo no registrado es muchísimo mayor del que se cree", señala la entrevistada.
"Falta de horizonte"
Otro punto fundamental para sostener el empleo es dar asistencia a las empresas, sobre todo a pequeñas y medianas, que deben afrontar el pago de salarios y otros gastos corrientes durante estos meses, sin producción ni ventas. En ese sentido, la Casa Rosada ofreció pagar hasta un 50 % de los sueldos en las compañías que se declaren en crisis. ¿Alcanzará? "Es mucho mejor tenerlo, que no tenerlo", dice Mondino.
"El principal problema que tienen ahora las empresas es la falta de un horizonte. Si una empleador sabe que dentro de dos meses retoma la actividad, y tendrá cierto nivel demanda, pues verá si tiene o no tiene el dinero, o si le vale la pena endeudarse para pagar sueldos", analiza.
Y agrega: "En los sectores de gastronomía y hotelería es muy difícil suponer que habrá una pronta recuperación. Aquí tenemos dos problemas graves: uno es la recesión, la caída de la demanda y la falta de ventas. El otro, es la incertidumbre del futuro. Es muy probable que no todos puedan tener trabajo".
¿Rebaja salarial para evitar despidos?
Mondino afirma que, ante la falta de certezas, los bancos tampoco pueden arriesgar los depósitos de sus clientes para dar crédito a alguien que hoy no tiene ventas y que no sabe si va a volver a operar. Más allá de ello, sostiene, nunca está bien endeudarse por un gasto corriente como sería pagar sueldos, aunque reconoce que hoy no parece haber otra alternativa. "Es una situación excepcional, claro. Lo hacemos por un mes, por dos, por tres. ¿Y después?", se pregunta.
Por eso, la economista argentina considera positiva la iniciativa de que haya negociaciones entre cámaras empresariales y sindicatos para acordar una rebaja salarial, porque eso "es mejor que el desempleo", analiza. "Es preferible que la gente cobre el 70 % de lo que cobraba, y no que unas pocas personas ganen la totalidad de sus salarios, mientras otras no reciben nada", sostiene Mondino.
Y advierte: "Una política de gobierno destinada a mantener la totalidad de los empleos y los salarios, durante un periodo extenso de inactividad, está destinada al fracaso, porque derivará en el quiebre de las empresas que no puedan solventarlo, dejando a todos en la calle".
La Ley Federal del Trabajo en México estipula en los artículos 42 bis y 427, que ante una 'contingencia sanitaria', se suspenden las relaciones laborales, y las empresas pueden pagar hasta un mes de salario mínimo a sus empleados. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador evitó la palabra 'contingencia' y declaró la 'emergencia sanitaria', lo que, a pesar de algunos cuestionamientos del sector patronal, le sirvió para eludir la medida y evitar un descalabro económico. Lo cierto es que la ley está escrita y los argumentos de quienes la reclaman tienen sustento: si ante semejante pandemia no se declara una 'contingencia sanitaria', ¿entonces cuándo?
Según Brown, el objetivo del Gobierno es que continúen las actividades y que, en el marco de la ley, empresas y trabajadores lleguen a acuerdos de rebaja salarial con reducciones de jornada. Entretanto, México ha sobrepasado las 1.000 muertes por coronavirus.
"La estrategia de AMLO fue la de mantener un balance entre la actividad económica y el número de contagios. Pudo haber hecho más y de manera anticipada, pero es muy difícil para México mantener un congelamiento de la economía por mucho tiempo. Ahora viene lo peor, y empezamos a ver rebasado el sistema de salud. Ya es momento de tomar medidas fuertes".
Emmanuel Gentile
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