Descubren que la Luna "no está muerta" y podría conservar actividad tectónica hasta hoy
Dos científicos de la Universidad Brown, en EE.UU., han llegado a la conclusión de que los procesos tectónicos de la Luna podrían estar activos, después de observar en el lado visible de nuestro satélite un sistema de crestas en las que se pueden distinguir rocas recién expuestas.
"Existe la suposición de que la Luna está muerta desde hace mucho tiempo, pero seguimos descubriendo que ese no es el caso. […] Puede que la Luna aún esté crujiendo y agrietándose, potencialmente en la actualidad, y podemos ver la evidencia de ello en estas crestas", cita un comunicado de la universidad al profesor Peter Schultz.
Se sabe que la superficie lunar está cubierta por regolito, una capa de polvo y piedras formadas por el impacto de asteroides. Dado que el satélite casi no tiene atmósfera, el regolito —que se produce constantemente— debe estar distribuido casi uniformemente y cubrir toda la roca lunar.
No obstante, gracias a un instrumento especial que funciona a modo de escáner térmico, Schultz y su colega Adomas Valantinas lograron detectar más de 500 parcelas de roca expuesta, ubicadas encima de crestas por todo el lado visible del satélite, algo que no concuerda con la hipótesis de que la Luna está tectónicamente muerta.
"Los bloques expuestos en la superficie tienen una vida relativamente corta porque la acumulación de regolitos ocurre constantemente. Entonces, cuando los vemos, debe haber alguna explicación de cómo y por qué quedaron expuestos en ciertos lugares", comenta el profesor.
Al mapear las crestas, Schultz y Valantinas descubrieron que corresponden casi perfectamente a las antiguas grietas que se formaron, hace unos 4.300 millones de años, tras la colisión de la Luna con un asteroide gigante.
"La correlación es casi de uno a uno. Eso nos hace pensar que lo que estamos viendo es un proceso continuo impulsado por cosas que suceden en el interior de la Luna", asevera Schultz, que opina que las crestas continúan levantándose hasta la actualidad.
"Los impactos gigantes tienen efectos duraderos. La Luna tiene una larga memoria. Lo que estamos viendo hoy en su superficie es testimonio de su larga memoria y de los secretos que aún guarda", concluye el investigador.
El estudio de Schultz y Valantinas fue publicado en la revista Geology.
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