El presidente de China, Xi Jinping, anunció durante la 73.ª Asamblea Anual de la OMS que Pekín apoya una revisión exhaustiva de la respuesta global a la pandemia de covid-19 una vez que el coronavirus esté bajo control.
Durante su discurso por video ante la Asamblea Mundial de la Salud, este mandatario comunicó que China ha sido abierta y transparente respecto al brote, que surgió por primera vez en su territorio a finales de 2019, y ha confirmado que su país apoyará la investigación al respecto que se realice de manera objetiva e imparcial.
"Este virus no conoce fronteras ni razas. La comunidad internacional no ha retrocedido ante el virus, nos hemos ayudado mutuamente. Tras arduos esfuerzos, China ha logrado revertir la situación. En todo momento hemos hecho gala de una actitud abierta y responsable, hemos compartido información con la OMS y algunas de nuestras experiencias sobre el control de la enfermedad", comunicó.
Asimismo, Xi prometió que Pekín proporcionará 2.000 millones de dólares a lo largo de dos años para ayudar a países afectados por la pandemia de covid-19 en los ámbitos económico y social, sobre todo a naciones en desarrollo.
Finalmente, el presidente de China agregó que cualquier vacuna que su país desarrolle contra esa enfermedad se convertirá en un bien público.
China debería de pagar por el coronavirus
Horas antes de que se produjeran las declaraciones de Xi, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, sostuvo que el mundo debe "imponer [el pago de] costos a China" por el coronavirus.
"El mundo tiene que unirse para imponer [el pago de] costos a China hasta que cambien su comportamiento de tal forma que se comporten como una nación que es digna de lo que pretenden [ser]", indicó el diplomático, refiriéndose a las aspiraciones del gigante asiático de convertirse en una "superpotencia". "Sin embargo, se comportan de una forma incompatible con las obligaciones que tienen, no solo bajo las regulaciones de la OMS, sino también como buenos miembros de la sociedad: compartir datos y ser transparentes", continuó el jefe de la diplomacia estadounidense.
El secretario de Estado acusó, asimismo, a las autoridades del país asiático de, supuestamente, no haber informado sobre el virus a la OMS de forma oportuna, de haber obligado a la organización mundial a que "guarde silencio sobre la magnitud y el origen de esta pandemia", e incluso de impedir a médicos chinos "hablar en público". "Esas son todas las cosas que sabemos con certeza", dijo Pompeo.
Según señaló Pompeo, la iniciativa de EE.UU. también cuenta con el apoyo de Australia y de algunos países europeos. Además, esta semana el secretario de Estado mantuvo conversaciones por teléfono con Japón, Corea del Sur y Brasil.
"Estos son países que están enfrentándose a los mismos problemas y que reconocen que durante décadas ignoramos la amenaza del Partido Comunista de China", aseveró Pompeo.
China bajo presión
El origen y las fases tempranas de la propagación del virus se convirtieron en una cuestión de política internacional y China se encontró bajo presión constante por parte de los países europeos y sobretodo, EE.UU.
Así, el 14 de abril el Comité de Seguridad Nacional del Senado estadounidense lanzó una investigación sobre cómo se inició la pandemia. En una entrevista, el presidente del comité, Ron Johnson, sugirió que el patógeno podría proceder de un laboratorio chino.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Donald Trump, llegó a acusar repetidamente a Pekín de ocultar información sobre el brote, alegando que el número real de muertes por el covid-19 en Wuhan es más alto que las cifras oficiales e incluso, amenazó a China con "consecuencias" si llega a demostrarse que Pekín fue "conscientemente responsable" de la pandemia del coronavirus.
Asimismo, el mandatario comentó que no cree que China liberara el coronavirus intencionalmente. "Hicieron algo terrible. No creo que lo hicieran a propósito, pero ocurrió, tal vez debido a la incompetencia. Es posible que [el virus] se liberara y no supieran cómo decirlo", sugirió.
Al mismo tiempo, varios líderes europeos apoyaron las acusaciones estadounidenses. Entre ellos se encuentraron el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien estimó que durante el brote en China "claramente sucedieron cosas que desconocemos", y el secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Dominic Raab, que aseveró que Pekín tendrá que responder "preguntas difíciles" sobre cómo apareció el brote de coronavirus y si pudo haberse prevenido. Asimismo, la canciller de Alemania, Angela Merkel, pidió a Pekín que comparta información sobre la epidemia del SARS-CoV-2 en su territorio y sea "más transparente" sobre la historia del virus.