"¿Vamos a esperar un linchamiento?": Periodistas denuncian inseguridad y el "mensaje violento" de Bolsonaro
El conflicto entre el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y los principales medios de prensa del país es una historia que se remonta al comienzo de su mandato. Sin embargo, cuando parecía que todo el mundo ya estaba acostumbrado a este estilo tan polémico de comunicación entre el líder de la nación y los periodistas, los meses de pandemia, unidos a la creciente presión contra los reporteros, ha llevado la situación a un punto crítico.
A finales de mayo, los principales medios de Brasil declararon que no cubrirían los encuentros informales que Jair Bolsonaro mantiene con seguidores y periodistas en el exterior del Palacio da Alvorada, la residencia presidencial. Y la razón radica en que los corresponsales se sienten amenazados por los partidarios del presidente.
Periodistas bajo presión
"Es verdad que hay riesgo para los periodistas. Hubo ya varias situaciones en las que los periodistas fueron agredidos, golpeados", explica Carlos Almeida, director de TV Cidade.Livre de Brasilia. "Esta gente que va a la portería del Palacio para saludar a Bolsonaro es muy fanática. Se trata de la gente con una psicología dispuesta a todo. Ellos pasan a insultar a los periodistas que hacen las preguntas", afirma.
Almeida añade que él mismo, a pesar de que trabaja en el estudio y no en la calle, se siente amenazado. "Yo pongo la cara en la pantalla y, por lo tanto, siento aprensión. Yo estoy en cuarentena, pero a veces tengo que ir al banco o a la farmacia, entonces puedo ser identificado", confiesa el reconocido periodista.
En este sentido, cree que la decisión de los medios de retirar a sus corresponsales del Palacio da Alvorada está justificada. "Es una cautela necesaria, porque ahí no hay seguridad para los periodistas. La situación con las agresiones repetidas se ha puesto inflamable. ¿Vamos a esperar que ocurra un linchamiento o qué?", cuenta.
Incitación a la violencia
Según Carlos Almeida, el creciente número de agresiones se debe a la retórica del propio líder de Brasil. "El propio presidente agrede a los periodistas. Les insulta por cualquier cosa, incluso hace chistes de naturaleza sexual. Eso va elevando la temperatura", denuncia. Y añade: "Bolsonaro está incitando a la violencia".
Su opinión la comparte Breno Altman, fundador del sitio Opera Mundi, quien cree que con su retórica, dirigida a sus seguidores, el presidente Bolsonaro manda un "mensaje muy violento contra los periodistas, a los que considera sus opositores políticos".
"Aunque el mismo Bolsonaro y los órganos del Estado no actúen en contra de los periodistas, quienes los apoyan, bien sea en forma verbal y algunas veces en forma física, sí actúan", explica Altman, que reside en Sao Paolo. "Bolsonaro siempre trata de poner bajo presión a los medios y a sus profesionales. Esto forma parte de su lógica política, de su cultura, de su modo de accionar", resume.
El trasfondo del conflicto
El conflicto entre el presidente brasileño y los medios de comunicación es una expresión de la lucha entre las fuerzas políticas del país, según Altman. "Es una de las expresiones del conflicto entre la extrema derecha, que gobierna el país actualmente, y la derecha neoliberal tradicional, que tiene mucho espacio y mucha hegemonía en los medios de comunicación en Brasil", asegura.
En su opinión, la presión sobre los periodistas se hizo más notable en los últimos meses debido a las caídas de popularidad del presidente tras la gestión poco eficaz de la lucha contra covid-19. "Es una tragedia la política de Bolsonaro contra la pandemia. Bolsonaro actúa de una forma irresponsable con cálculo político y no una lógica de defender la salud del pueblo. Esto generó mucha pérdida de apoyo", dice.
La pandemia del coronavirus y las crisis interna del Gobierno brasileño han tenido efectos importantes en la aprobación del presidente Jair Bolsonaro, cuyos índices de popularidad son los más bajos desde su llegada al poder, en enero de 2019. Una encuesta del instituto de investigaciones Datafolha revela que el 43 % de la población desaprueba su gestión.
María Stárostina