Un estudio llevado a cabo por investigadores independientes arrojó que el informe sobre un supuesto fraude en las elecciones presidenciales de Bolivia de octubre de 2019, hecho por la Organización de Estados Americanos (OEA) tras la auditoría de los resultados, fue "deficiente", estuvo basado en "datos incorrectos" y "técnicas estadísticas inapropiadas".
En el documento, titulado '¿Los cambios en los votos tardíos indican fraude? Evidencia de Bolivia', donde participaron los investigadores Nicolás Idrobo, Dorothy Kronick y Francisco Rodríguez, los autores afirman que se revisaron "los patrones cualitativos que la OEA y otros investigadores presentaron como 'inexplicables' y que se concluyó que:
- Los patrones pueden ser explicados "sin invocar fraude".
- Por sí solos los resultados "no cuestionan la credibilidad del proceso".
- No se evaluó la "integridad del proceso", sino "solo la evidencia cuantitativa" que "jugó un papel importante en la evolución de la crisis política de Bolivia".
A principios de diciembre de 2019, la OEA publicó su informe final sobre las elecciones del 20 de octubre de ese año y concluyó que el depuesto mandatario, Evo Morales, había ganado de manera irregular y evitado una segunda vuelta, al no conseguir el 10 % de diferencia necesaria con su contendor más cercano.
Según el organismo internacional, la victoria de Morales "fue estadísticamente improbable" y su proclamación se habría dado "por un aumento masivo e inexplicable de los votos del MAS [Movimiento al Socialismo] en el 5 % final del cómputo".
Posibles errores de la OEA
Uno de los expertos que participó en el estudio, Francisco Rodríguez, afirmó que se examinó "detenidamente la evidencia estadística de la OEA" y que se hallaron "problemas con sus métodos". "Una vez que corregimos esos problemas, los resultados de la OEA desaparecen, sin dejar evidencia estadística de fraude", recoge una entrevista de The New York Times.
Conforme a este análisis de la Red de Investigación de las Ciencias Sociales (SSRN, por sus siglas en inglés), el "salto discontinuo" hallado por la OEA luego del conteo de 95 % de los votos, calificado por el organismo como "extremadamente inusual" y que ponía "en duda la credibilidad del proceso", fue producto de dos errores estadísticos que, de ser corregidos, se "elimina la aparición de un salto" y se concluye que:
- Un "salto" aparente en la participación del voto del titular fue por error de los analistas.
- Se usó un método estadístico inapropiado que creó artificialmente la apariencia de una ruptura en la tendencia de la votación.
- El análisis de la variación de votos ignoraba por error una fuerte tendencia.
- En los comicios de 2020 aparecen patrones casi idénticos en los datos de la elección de 2016, cuando se llevó a cabo un referendo constitucional, que no fue impugnada.
- Las tendencias "sorprendentes" en los votos contados tarde pueden provocar conflictos y, en el caso de Bolivia, "dramáticas consecuencias políticas".
Este no es el primer estudio que pone en duda lo señalado por la OEA. En noviembre del año pasado se divulgaron dos estudios internacionales, hechos por el Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés) y por Walter Mebane, profesor de los departamentos de Ciencias Políticas y de Estadística de la Universidad de Michigan y uno de los expertos en fraude electoral en el mundo.
Las explicaciones de Bolivia por el "salto"
Para la OEA, el "salto" aparente que hubo la noche de las elecciones, cuando se inició una pausa de casi 24 horas en el proceso de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), mostró cambios "inexplicables" en los resultados.
No obstante, las autoridades bolivianas sostuvieron en esa oportunidad que el sistema electoral de su país poseía dos mecanismos de conteo de votos, que funcionan de manera paralela: la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y el Recuento Oficial de los Votos, que es el verdaderamente vinculante.
El TREP no brindaba información oficial y es un mecanismo que da información preliminar, con entre 80 % y 85 % de los resultados. El porcentaje restante no puede obtenerse con celeridad debido a que corresponde al voto de lugares alejados o rurales donde no hay acceso a internet.
El informe preliminar
Diez días después de las elecciones en las que Morales obtuvo el triunfo en primera vuelta, la OEA emitió un comunicado donde pidió anular los resultados y convocar nuevos comicios. El país andino vivía momentos de máxima tensión debido a que los dirigentes de la oposición no aceptaron los resultados, adujeron que se había cometido "fraude" y llamaron a sus seguidores a protestas.
Estas manifestaciones generaron un clima de violencia caracterizado por la quema de tribunales electorales provinciales, bloqueo de vías, llamado a paro nacional y persecución de indígenas, campesinos y miembros de organizaciones sociales que apoyaban a Morales y que rechazaban la repetición de las elecciones.
Ante las dudas de la OEA, el propio Gobierno boliviano invitó al organismo a realizar una auditoría completa con resultados vinculantes, a finales de octubre. Tras el veredicto del organismo internacional, se generó una crisis política en el país, lo que derivó en un golpe de Estado en contra de Morales, quien tuvo que verse obligado a abandonar el país, y se instaló un gobierno de facto encabezado por Jeanine Áñez.
Según el analista internacional Gabriel Villalba Pérez, las fuerzas opositoras crearon un estado de opinión general sobre el fraude incluso antes de la votación.