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La Cumbre del Mercosur evidencia la soledad de Argentina ante una mayoría de gobiernos conservadores en la región

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Los presidentes convocaron a no ideologizar el proceso de integración en medio de sus diferencias políticas con respecto a la pandemia, el comercio y Venezuela.
La Cumbre del Mercosur evidencia la soledad de Argentina ante una mayoría de gobiernos conservadores en la región

La Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) concluyó este jueves con un llamado a no ideologizar el proceso de integración regional a pesar de que durante la sesión de jefes de Estado quedaron en evidencia las profundas diferencias políticas entre el presidente progresista de Argentina, Alberto Fernández, frente a los mandatarios conservadores de Brasil, Jair Bolsonaro; Bolivia, Janine Añez; Chile, Sebastián Piñera; Colombia, Iván Duque; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Uruguay, Luis Lacalle Pou.

En el encuentro, que por primera vez en la historia se desarrolló de manera virtual debido a la pandemia de coronavirus, Fernández habló de las víctimas y advirtió que la crisis sanitaria debe servir para luchar contra la desigualdad en América Latina, mientras que los discursos del resto de sus colegas se centraron en la recuperación económica.

Además, Bolsonaro y Duque fueron muy enfáticos en criticar a Venezuela, mientras que el presidente argentino ha optado por evitar condenas al Gobierno de Nicolás Maduro porque apuesta por una transición democrática que debe ser resuelta por los venezolanos sin intervencionismo extranjero.

En el aspecto comercial, Bolsonaro y Lacalle insistieron en su interés en que el Mercosur continúe acuerdos de libre comercio con otros países y regiones, posición que Fernández ya ha rechazado de manera tajante, lo que llegó a interpretarse hace meses en un intento de Argentina de abandonar el bloque regional, lo que luego fue desmentido por el Gobierno. La única coincidencia de todos los presidentes fue la necesidad de avanzar en el postergado acuerdo con la Unión Europea.

Añez, en tanto, se comprometió a defender la democracia en las elecciones previstas para el 6 de septiembre, a pesar de que ella se autoproclamó en el cargo después del golpe de Estado a Evo Morales, que ha sido condenado de manera reiterada por Fernández, quien dio asilo al depuesto presidente boliviano.

La Cumbre comenzó el lunes pasado y, previo a la sesión de jefes de Estado, se realizaron encuentros por separado entre cancilleres, ministros de Economía, Industria, Comercio y Servicios. Los trabajos culminaron este jueves, luego de que Paraguay le traspasara a Uruguay la presidencia temporal del bloque para un periodo de seis meses.

Al abrir la sesión, el anfitrión Abdo Benítez consideró que la crisis sanitaria demostró la importancia de la integración regional, ya que en el primer semestre del año el comercio exterior de Paraguay se desplomó en un 71 % pero la relación comercial con el Mercosur se mantuvo y representó el 70 %, cifras que fueron similares para el resto de los socios.

Aunque en su discurso sólo hizo alusiones al comercio y evitó cualquier alusión política, ya antes había condenado a Maduro por expulsar de Caracas a la embajadora de la Unión Europea, Isabel Brilhante Pedrosa. Una expulsión que finalmente no se llevará a cabo después de que el Gobierno venezolano llegase a un acuerdo con el bloque comunitario. 

Fernández y la Patria Grande

El presidente argentino advirtió la gravedad del contexto de esta Cumbre, ya que se realizó en medio de una crisis económica mundial histórica, y recordó que la unión de los pueblos precede a los gobernantes.

"América Latina está llamada a ser una región única y absolutamente integrada. Las diferencias que puedan surgir, ideológicas, conceptuales, pasan a un segundo plano, estamos obligados a buscar un destino común como Patria Grande", afirmó.

El tono conciliador de Fernández distó del diálogo público que sostuvo el viernes pasado con el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y en el que lamentó que ya no gobernaran Tabaré Vázquez o José Mujica (Uruguay), Michelle Bachelet (Chile), Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay) y Rafael Correa (Ecuador), todos ellos parte del progresismo que ganó elecciones en Sudamérica durante la primera década de este siglo.

Fernández insistió en que la pandemia debe dar paso a la construcción de un mundo más equilibrado que ponga fin a la desigualdad que lastima todos los días a América Latina.

"Sé que no pienso igual que muchos líderes del mundo, pero mi paso por la Argentina es solo un paso y no tengo derecho a frenar la aspiraciones de unidad continental simplemente porque no pienso igual. Estoy aquí porque la historia nos ha dado la oportunidad de revisar lo que se ha hecho y hacerlo de otro modo", señaló.

Bolsonaro y Lacalle: por más alianzas comerciales

El presidente de Brasil, el país de América Latina con el mayor número de contagios (casi 1,5 millones) y muertes (más de 60.000) por coronavirus, enfocó su discurso en la recuperación económica.

"Los objetivos de la agenda son tornar estados más eficientes y con economías más dinámicas. Buscamos más y mejores maneras de integrar a Brasil al mundo y el Mercosur es la principal vía. Queremos negociaciones abiertas con Corea, Canadá, Singapur y Líbano... con India. Tenemos interés en buscar tratativas con América Central", dijo, a pesar de que nada de ello puede realizarse sin la aprobación de Argentina, país que ya manifestó su rechazo a promover estos acuerdos de libre comercio.

Bolsonaro, quien desde el principio minimizó el impacto de la pandemia, reconoció que los próximos meses serán de grandes desafíos porque habrá que conciliar la protección y salud de las personas con la recuperación económica.

También ratificó sus críticas al Gobierno de Venezuela y apostó a retomar cuanto antes "un camino de verdad" en ese país y a defender la democracia, aunque al mismo tiempo manifestó su apoyo a la autoproclamada presidenta de Bolivia.

Lacalle Pou, por su parte, respaldó a Bolsonaro en la búsqueda de más acuerdos comerciales con otros países y regiones y convocó a ser realistas y a sincerar las relaciones entre los miembros del Mercosur.

"Tenemos que sincerar si realmente hay intención de avanzar con otros acuerdos... no debe haber alineamientos políticos en el bloque. Podemos tener componentes ideológicos distintos pero no podemos estar cada cuatro o cinco años variando el derrotero de nuestros pueblos por cuestiones ideológicas", advirtió.

En ese sentido, puso de ejemplo la relación con Estados Unidos y China, ya que apostó por superar la falsa dicotomía de estar más cerca de uno que de otro y, en cambio, profundizar relaciones con ambos.

Añez, Piñera y Duque: elecciones, economía y Venezuela

La presidenta de facto de Bolivia aseguró que los tres retos de su Gobierno son el cuidado de la salud y las familias debido a la pandemia; la reactivación económica y la generación de empleo; y por último, la lucha por la democracia y la libertad.

"El Gobierno asume con convicción y alegría el reto de llevar a cabo elecciones de gran importancia el 6 de septiembre. Hay un compromiso firme por resguardar el proceso democrático. Bolivia trabaja para consolidar la democracia, con elecciones libres sin fraude, con transparencia electoral, soberanía popular y respeto al voto ciudadano", dijo.

Piñera, quien arrastra una crisis política desde el año pasado, y a la que se sumaron las críticas a su manejo por la pandemia, se limitó a priorizar perspectivas económicas.

"Lo que no está escrito es cómo va a ser la recuperación de nuestros países de modo que la pandemia tenga daños transitorios. Es probablemente el desafío más grande que vamos a tener. Pero además de eso tenemos desafíos sociales por la pérdida de ingresos, la calidad de vida... tenemos a nuestros países funcionando a media máquina", lamentó.

El último mandatario en tomar la palabra fue Duque, quien, al igual que la mayoría de sus colegas, reconoció la gravedad de la crisis provocada por la pandemia, aunque advirtió que es falsa la disyuntiva entre la protección de las vidas y el desarrollo económico. Precisó, además, que la integración económica debe basarse en principios, no en ideologismos.

"Muchos apostamos por la Unasur, pero terminó siendo instrumentalizada para ser mecanismo de protección de la dictocracia y la dictadura en Venezuela, por eso muchos de los aquí presentes decidimos retirarnos... la integración no es de derecha ni de izquierda, sino de sentido común", afirmó.

Cecilia González

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