La capital del Líbano ha vuelto a convertirse en el escenario de protestas contra el Gobierno, al que los congregados culpan de la tragedia de este martes, cuando en el puerto de la ciudad, según conclusiones preliminares, explotaron unas 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas de forma insegura después de su incautación de un buque y el traslado a las instalaciones portuarias en 2015.
La Policía usó gas lacromógeno en un intento de dispersar a los manifestantes que, a su vez, lanzan piedras y bloquearon una calle cerca del Parlamento. En el área se registró un incendio mientras los activistas trataron de irrumpir en la zona acordonada. Se reporta que también entraron en las oficinas de los ministerios de Vivienda y Transporte.
El sábado, miles de manifestantes, que no entienden cómo los materiales explosivos pudieron permanecer tantos años en el puerto, salieron a las calles de Beirut en protesta contra la élite política a la que, además, responsabilizan de la crisis económica que vive el país, y asaltaron los ministerios de Exteriores, de Economía, de Energía y de Medio Ambiente.
También montaron una horca improvisada para los responsables de la tragedia, en la que 'lucían' las fotos del presidente Michel Aoun y del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, entre otros. Uno de los participantes de la protesta comentó a AP que la horca era para todos los que han estado en el poder en los últimos 30 años.