Las protestas contra el resultado de las elecciones presidenciales en Bielorrusia, en las cuales resultó reelegido Alexánder Lukashenko, no cesan en Minsk y otras ciudades del país.
A pesar de que los primeros tres días de protestas estuvieron marcados por graves enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, esta y la anterior jornada han resultado más pacíficas.
Este jueves, en Minsk y otras ciudades de Bielorrusia se llevaron a cabo manifestaciones de solidaridad con los detenidos y heridos durante las protestas y enfrentamientos con la Policía.
Las personas formaron cadenas humanas, las llamadas cadenas de la solidaridad. Muchos de los manifestantes sostuvieron flores en las manos, lo que se ha convertido en un símbolo de protesta pacífica y rechazo a la violencia.
En Minsk, al menos 3.000 personas se reunieron esta jornada en una de las plazas centrales de la ciudad, donde días antes falleció un manifestante, reportan los corresponsales de TASS.
Al mismo tiempo, se informa que la Policía continúa deteniendo a algunos manifestantes. Según el Ministerio del Interior bielorruso, el miércoles fueron arrestados unos 700 manifestantes. En total, la cifra de detenidos durante las protestas llega aproximadamente a 6.000 personas.
Además, el Ministerio comunicó este jueves que 103 agentes de la Policía resultaron heridos durante los cinco días de protestas, y 28 de ellos tuvieron que ser hospitalizados. Se informa también sobre heridos por parte de los manifestantes, aunque se desconoce la cifra exacta.
"No necesitamos una guerra"
Por su parte, el ministro del Interior bielorruso, Yuri Karáyev, informó que durante los últimos tres días un número no epecificado de policías fueron atropellados deliberadamente por autos en 11 incidentes separados. Karáyev adelantó que tales sucesos constituyen "intento de asesinato", y consideró que son cometidos por personas interesadas en una escalada de violencia en el país.
Al mismo tiempo, el ministro asumió la responsabilidad y pidió disculpas por las "lesiones ocasionadas a personas al azar que quedaron atrapadas durante las protestas". Además, Karáyev afirmó que no considera que la situación actual en el país sea una revolución.
Entre tanto, la presidenta de la Cámara Alta del Parlamento de Bielorrusia, Natalia Kochánova, informó que Alexánder Lukashenko ordenó que se esclarecieran todos los hechos en relación con las detenciones durante las protestas.
"No necesitamos una pelea. No necesitamos una guerra. El presidente escuchó la opinión de colectivos laborales y ordenó que se esclarecieran todos los hechos en relación con las detenciones ocurridas en los últimos días, y ahora hay un trabajo intenso en ese sentido", señaló la parlamentaria, agregando que hasta la tarde de este jueves ya habían sido liberadas más de 1.000 personas.
Durante días ha aparecido en la Red información sobre huelgas en algunas grandes plantas industriales de Bielorrusia, así como sobre llamamientos para que los colectivos laborales no vayan a trabajar. Las propias plantas refutan esa información.
Al mismo tiempo, según el portal tut.by, al menos nueve presentadores de diversas emisoras de radio y televisión estatales de Bielorrusia anunciaron su decisión de dimitir en respuesta a la situación actual en el país.
Reacción mundial
Este jueves, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, instó a las autoridades bielorrusas a "detener la represión contra el pueblo bielorruso y abrir negociaciones con la sociedad".
"La situación en Bielorrusia se ha convertido en un motivo de grave preocupación [...] Durante los últimos meses, los bielorrusos han demostrado claramente que anhelan la democracia y el respeto de los derechos humanos. Un cambio político sustancial es una condición previa para un mayor desarrollo de las relaciones entre la UE y Bielorrusia", precisó Borrell.
"Pedimos enérgicamente a las autoridades bielorrusas que pongan fin a la violencia, liberen a todas las personas detenidas arbitrariamente y entablen un diálogo abierto con la sociedad", señaló el alto cargo.
El miércoles, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michele Bachelet, condenó la "respuesta violenta de las autoridades bielorrusas a las manifestaciones pacíficas" y pidió que se escuchen las quejas de la población. Además, instó a la "liberación inmediata" de todas las personas detenidas durante las protestas "en clara violación de las normas internacionales de derechos humanos".
A su vez, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró este jueves que Moscú ve "claros intentos de injerencia externa" en la situación en Bielorrusia con el fin de "dividir la sociedad y desestabilizar la situación".
"Por nuestra parte, pedimos a todos que se moderen y muestren prudencia. Confirmamos nuestro interés en una situación política interna estable en Bielorrusia. Esperamos que la situación en el país vuelva pronto a la normalidad", subrayó la vocera, al tiempo que calificó de "infundados" los intentos de encontrar una "huella rusa" en la organización de los disturbios en el país.
"Rusia ha sido y sigue siendo un aliado confiable y amigo de Bielorrusia y del hermano pueblo bielorruso. Estamos seguros de que los intentos de crear la discordia entre nosotros están condenados al fracaso", concluyó Zajárova.
- Las protestas en diversas ciudades de Bielorrusia comenzaron la noche del pasado domingo, después que se anunciara que, según los resultados preliminares, Alexánder Lukashenko, que está en el poder desde 1994, ganó las elecciones presidenciales al obtener el 80,08 % de los votos;
- Su principal rival y líder de la oposición, Svetlana Tijanóvskaya, que según el conteo oficial fue votada por el 10,9 % de los electores, no reconoció los resultados de los comicios;
- Durante los tres primeros días de protestas se registraron violentos enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía. Los agentes de la ley utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud, que, a su vez, lanzó fuegos artificiales, palos de madera, piedras y antorchas hacia los policías;
- Lukashenko declaró este miércoles que la mayoría de los manifestantes son "personas desempleadas y con antecedentes penales";
- Tijanóvskaya, que se encuentra actualmente en Lituania, afirmó el martes que no quiere sangre ni violencia y pidió a los manifestantes que "no confronten a la Policía y no salgan a las plazas, para no poner sus vidas en peligro.
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