El escrutinio final en Bielorrusia otorga a Lukashenko la victoria en las presidenciales mientras continúan protestas en el país

Las manifestaciones se registran desde el pasado 9 de agosto, cuando miles de personas salieron a las calles para expresar su rechazo a la victoria del mandatario actual en los comicios.

Alexánder Lukashenko ha sido reelegido como presidente de Bielorrusia con el 80,1 % de los votos que obtuvo en los comicios del pasado 9 de agosto, según indican las cifras finales del escrutinio que ha dado a conocer este viernes la Comisión Electoral Central de ese país.

Por su parte, la candidata opositora Svetlana Tijanóvskaya recibió el 10,12 % del apoyo de los electores.

Tras el anuncio de los resultados finales, Tijanóvskaya anunció la creación de un consejo de coordinación para realizar una transferencia pacífica del poder, a la que pueden unirse representantes de la sociedad civil y ciudadanos famosos y respetados. En ese contexto, precisó que su oficina está lista para un diálogo con las autoridades del país y se dirigió a la comunidad internacional, pidiendo ayuda en su organización.

Unas horas antes, publicó un video en el que instó a sus seguidores a "defender" su elección en esos comicios y solicitó al Gobierno que detenga la violencia."¡Queridos amigos! En los últimos meses hemos hecho lo imposible. Hace medio año nadie creía que los bielorrusos pudieran unirse y decir 'no' al antiguo régimen. Pero sucedió. Llegamos a los colegios electorales y tomamos nuestra decisión: legalmente, pacíficamente y con dignidad", manifestó esta política.

Protestas y detenciones

Poco después de que se dieran a conocer los resultados preliminares, en diversas ciudades de Bielorrusia comenzaron multitudinarias protestas en rechazo a la victoria de Lukashenko, que está en el poder desde 1994. Por su parte, Tijanóvskaya no reconoció los resultados de los comicios y se refirió a sí misma como ganadora de las presidenciales.

Durante los tres primeros días de protestas se registraron violentos enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía. Los agentes de la ley utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud.

En total, más de 6.000 personas fueron detenidas en todo el país, pero desde el Ministerio del Interior bielorruso señalaron este viernes que ya más de 2.000 personas que han sido puestas en libertad.

Este martes se descubrió que Tijanóvskaya había abandonado Bielorrusia y se encuentra actualmente en Lituania. En un video declaró que no quiere sangre ni violencia y pidió a los manifestantes que "no confronten a la Policía y no salgan a las plazas, para no poner sus vidas en peligro".

A su vez, Lukashenko declaró este miércoles que la mayoría de los manifestantes son personas desempleadas y con antecedentes penales. Además, subrayó que la "tarea más importante" para las autoridades es ahora "garantizar la seguridad" de los ciudadanos, así como "proteger el orden constitucional y garantizar el funcionamiento normal de los órganos del Gobierno estatales". 

A las protestas se unieron también empleados de varias centros de producción como la Fábrica de Automóviles de Bielorrusa (BelAZ) y la Fábrica de Automóviles de Minsk (MAZ). Desde la Planta de Tractores de Minsk (MTZ) comunicaron este viernes que algunos de sus talleres dejaron de funcionar debido a una manifestación no autorizada de los trabajadores.

Al mismo tiempo, varios presentadores de los canales estatales de televisión anunciaron su dimisión

"No necesitamos una guerra"

Por su parte, el ministro del Interior bielorruso, Yuri Karáyev, informó que durante los últimos tres días un número no especificado de policías fueron atropellados deliberadamente por autos en 11 incidentes separados. Karáyev adelantó que tales sucesos constituyen "intento de asesinato", y consideró que son cometidos por personas interesadas en una escalada de violencia en el país.

Al mismo tiempo, el ministro asumió la responsabilidad y pidió disculpas por las "lesiones ocasionadas a personas al azar que quedaron atrapadas durante las protestas".

Entre tanto, la presidenta de la Cámara Alta del Parlamento de Bielorrusia, Natalia Kochánova, informó que Alexánder Lukashenko ordenó que se esclarecieran todos los hechos en relación con las detenciones durante las protestas. "No necesitamos una pelea. No necesitamos una guerra", señaló.

Reacción mundial 

Este jueves, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, instó a las autoridades bielorrusas a "detener la represión contra el pueblo bielorruso y abrir negociaciones con la sociedad". "La situación en Bielorrusia se ha convertido en un motivo de grave preocupación [...] Durante los últimos meses, los bielorrusos han demostrado claramente que anhelan la democracia y el respeto de los derechos humanos. Un cambio político sustancial es una condición previa para un mayor desarrollo de las relaciones entre la UE y Bielorrusia", precisó Borrell. 

El miércoles, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michele Bachelet, condenó la "respuesta violenta de las autoridades bielorrusas a las manifestaciones pacíficas" y pidió que se escuchen las quejas de la población. Además, instó a la "liberación inmediata" de todas las personas detenidas durante las protestas "en clara violación de las normas internacionales de derechos humanos". 

A su vez, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró este jueves que Moscú ve "claros intentos de injerencia externa" en la situación en Bielorrusia con el fin de "dividir la sociedad y desestabilizar la situación".