Determinan los factores que influyen en la propagación del coronavirus a largo plazo
La futura trayectoria de la propagación del nuevo coronavirus dependerá de la inmunidad natural y de la inducida por las vacunas, sugiere un nuevo estudio publicado en la revista Science.
Investigadores de la Universidad de Princeton (EE.UU.) han elaborado varios escenarios sobre la incidencia de los casos de covid-19 en los próximos cinco años y sobre los grados de inmunidad de la población humana en función de las probabilidades de transmisión del virus en diversos contextos.
El modelo de predicción, por ejemplo, tiene en cuenta y analiza varias situaciones diferenciadas por la duración de la inmunidad tras una infección, así como por los distintos plazos de protección contra las reinfecciones.
Los investigadores confirmaron que el pico pandémico inicial es independiente de la inmunidad, dado que la mayoría de las personas son susceptibles al covid-19.
Los autores afirman también que los factores de estacionalidad y las intervenciones no farmacéuticas, como llevar mascarillas y mantener la distancia interpersonal, tienen importancia solamente a corto plazo, mientras que a largo plazo el papel de la inmunidad adquiere más relevancia.
Con la propagación del coronavirus surge un abanico considerable de patrones y, en consecuencia, también una multiplicidad de variantes en la inmunidad en la población.
"Si, por ejemplo, las respuestas inmunitarias son solo débiles o protegen contra reinfecciones transitoriamente, entonces se pueden esperar brotes más grandes y frecuentes a medio plazo", dijo Andrea Graham, profesora de ecología y biología evolutiva en Princeton y una de los autores del estudio.
El estudio descubrió que, en todos los escenarios, una vacuna capaz de provocar una fuerte respuesta inmune podría reducir sustancialmente el número de casos futuros. Incluso una vacuna que solo ofrezca protección parcial contra transmisiones secundarias podría generar importantes beneficios si se implementa ampliamente.
Se sabe que factores como la edad y los eventos de superpropagación influyen en la propagación del SARS-CoV-2 al causar que los individuos dentro de una población experimenten diferentes respuestas inmunitarias o transmitan el virus a diferentes velocidades.
"Nuestros modelos muestran que estos factores no afectan nuestras proyecciones cualitativas sobre la dinámica futura de la epidemia", comentó Bryan Grenfell, profesor de Ecología y Biología Evolutiva y coautor del estudio.
La investigación también determinó que las personas que se niegan a vacunarse o a tomar medidas de protección no farmacéuticas podrían retrasar la contención del virus incluso si hay una vacuna disponible.
"Nuestro modelo indica que, si el rechazo a la vacuna es alto y se correlaciona con una mayor transmisión y un comportamiento más arriesgado, como negarse a usar una mascarilla, la tasa de vacunación necesaria para alcanzar la inmunidad colectiva podría ser mucho mayor", señala el coautor Simon Levin.