El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, confirmó este viernes que su país probó el sistema antimisiles ruso S-400 en la región de Sinope, en el norte de Turquía.
"Estas pruebas se hacen correctamente", afirmó el gobernante ante los periodistas, según el diario Milliyet.
En cuanto a las críticas del Departamento de Estado de EE.UU., el mandatario turco sostuvo que "el enfoque de Estados Unidos no es vinculante para nosotros".
"No vamos a pedir permiso a EE.UU.", resaltó el mandatario y señaló que Ankara tiene que hacer ensayos con las armas de las que dispone: "Si no vamos a probar lo que tenemos en nuestras manos, ¿qué más haríamos?".
Al mismo tiempo, advirtió que Grecia tiene los S-300, la versión anterior del mismo sistema ruso. "¿EE.UU. pregunta o dice algo así? No", afirmó Erdogan.
El viernes pasado, el portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, amenazó a Turquía con "potenciales consecuencias graves" para sus relaciones si activa los S-400. "De confirmarse, condenaríamos en los términos más enérgicos la prueba de los S-400 como incompatible con las responsabilidades de Turquía como aliado de la OTAN y socio estratégico de EE.UU.", afirmó entonces el funcionario.
Ankara recibió dos baterías de sistemas de defensa antimisiles S-400 el año pasado y anunció que los pondría en servicio en abril de 2020. El contrato con Moscú causó tensión diplomática entre Ankara y su aliado de la OTAN, Washington. A la negativa turca de anular el trato, Washington respondió con la expulsión del país de su programa de armamento con cazas de quinta generación F-35, cancelando el suministro planeado para el país.
El sistema de misiles antiaéreos S-400 Triumf ha sido diseñado para brindar protección altamente eficaz contra ataques aéreos con misiles balísticos estratégicos, de crucero, tácticos y de otro tipo. Es capaz de alcanzar objetivos que se mueven en el aire, incluidos aviones y misiles de crucero, desde una distancia de 400 kilómetros.