Bajar la curva de contagios, evitar el confinamiento y salvar la campaña de Navidad: Las claves del cierre de la hostelería en España

Varios gobiernos regionales han decretado el cierre de bares y restaurantes, mientras el número de positivos en el país continúa en ascenso.

Durante esta semana se ha producido un goteo de anuncios de los diferentes Gobiernos regionales de España para decretar el cierre del sector de la hostelería o dictar medidas restrictivas en su actividad, como la reducción de horarios y aforos. El foco está puesto en intentar revertir la tendencia ascendente de la curva de contagios de coronavirus en el país.

Estas medidas han puesto en evidencia el tenso equilibrio entre apostar por la salud pública e intentar salvar la economía, muy tocada desde que en el mes de marzo se produjera la explosión de la crisis sanitaria, que dio lugar a uno de los confinamientos de población más duros del mundo y que alejó a una de las gallinas de los huevos de oro del país: el turismo internacional, que apenas reapareció fugazmente durante el verano.

Algunas regiones ya han tomado medidas:

La primera Comunidad Autónoma que impuso una medida tan contundente en esta segunda ola de la epidemia fue Cataluña, que decretó el cierre de toda la hostelería el pasado 16 de octubre.

La medida tenía una duración inicial prevista de 15 días, pero la situación epidemiológica ha abocado a la Generalitat a prorrogarla.

Galicia ha cerrado la hostelería en sus siete grandes áreas metropolitanas. Ha sido la primera región en tomar esta decisión esta semana que, de momento, tendrá la duración de un mes. Durante ese periodo, en 60 localidades gallegas los establecimientos de restauración solo tendrán permitido el servicio de comida para llevar. 

En los municipios donde entrarán en vigor las restricciones este viernes se prohíben, además, tanto en interior como en exterior las reuniones de no convivientes. El en resto del territorio gallego se mantiene el número máximo de seis personas en las reuniones sociales.

El País Vasco también anunció el cierre de todos los establecimientos de hostelería y restauración a partir de este sábado 7 de noviembre. Sí estará permitido el servicio de comida para llevar, pero siempre con cita previa y antes de las 21:00 horas.

Además, se ha adelantado el toque de queda nocturno hasta las 22:00 horas, se han prohibido los espectáculos o eventos culturales después de las 21:00, y se ha restringido el funcionamiento de establecimientos y locales de juegos y apuestas.

El número de pacientes críticos ha aumentado un 50 % en apenas 10 días en este territorio, por lo que el riesgo de colapso hospitalario ha inspirado unas medidas que pretenden luchar contra la transmisión comunitaria desbocada.

El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, ya ha anunciado que el cierre de la hostelería y la restauración es "una propuesta que está encima de la mesa", y adelantó que el domingo se propondrán nuevas medidas restrictivas, en función de la evolución de la situación epidemiológica en la región.

Moreno ha puntualizado que si esa medida se llega a poner en marcha sería de forma "individualizada", por provincias o ciudades, puesto que el territorio andaluz en muy extenso y tiene cifras muy diferentes de contagios entre sus ocho provincias.

Asturias ha cerrado durante los próximos 15 días toda la actividad comercial que no se considere esencial, incluidos bares, restaurantes y locales de ocio.

La Región de Murcia prohíbe la apertura durante los próximos 14 días de los negocios de restauración, al igual que Navarra y Castilla y León, mientras que La Rioja ha decretado el cierre en Logroño y Arnedo por un mes.

Las excepciones

Con la mayoría del país con la persiana de bares y restaurantes bajada, todavía quedan algunas excepciones. Cantabria tan solo ha cerrado el interior de los locales de hostelería, pero se podrá consumir en las terrazas. Por su parte, Aragón ha adelantado la clausura de estos establecimientos a las 20:00 horas y el Gobierno de las Islas Baleares ha decretado únicamente el cierre al público del interior de los negocios.

Canarias, Extremadura, Castilla - La Mancha, Comunidad Valenciana y Madrid, por el momento, no han considerado implementar esta drástica medida y tan solo aplican reducciones de aforo.

Regiones contrarreloj

Bajar la curva de contagios, evitar el confinamiento domiciliario y salvar la campaña de Navidad son los tres motivos detrás de las decisiones, que se están produciendo en cascada durante esta semana a lo largo de la geografía española.

En España se han diagnosticado 247.967 nuevos casos de coronavirus en las últimas dos semanas, de manera que la incidencia acumulada en ese periodo asciende ya a los 527 positivos cada 100.000 habitantes. Ante este panorama, la presión hospitalaria no para de aumentar y los pacientes de esta patología ocupan ya el 16,35 % de todas las camas de los hospitales y el 29,2 % de las de cuidados intensivos.

En algunas regiones estas cifras son mucho más elevadas. Así, en Aragón los enfermos de coronavirus ocupan ya más del 50 % de las camas UCI; mientras que en Asturias, Castilla y León, Cataluña, Melilla y La Rioja superan el 40 %. La carrera iniciada en los últimos días pretende evitar un confinamiento domiciliario, como el que tuvo lugar a partir de marzo y que se prolongó hasta mayo, que podría producirse si el riesgo de colapso hospitalario acaba materializándose.

Los próximos días son decisivos. El jueves, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, abrió la puerta a considerar la medida de confinar en sus hogares a la población a mediados de este mes de noviembre, después de evaluar los efectos de las últimas restricciones puestas en marcha en todo el país.

Economía contra salud

El sector de la hostelería ha sido en España uno de los más castigados por la crisis económica. En el caso de Cataluña, por ejemplo, son 200.000 empleos los que están en riesgo después de que la región suspendiera la actividad de bares y restaurantes hace tres semanas.

Pero la situación es extensiva a todo el país. Se calcula que en España hay alrededor de 300.000 negocios en el sector hostelero, con más de 1,2 millones de empleos directos y una facturación superior a los 90.000 millones de euros anuales. En conjunto, suponen cerca del 5 % del PIB nacional.

Entre esos cientos de miles de negocios hay una gran heterogeneidad, aunque la mayoría se trata de pequeños establecimientos: el 95 % de ellos tiene menos de 10 empleados y el 45 % dependen de trabajadores autónomos sin empleados a su cargo.

Esta rama de actividad se encuentra muy ligada al turismo, que la crisis del coronavirus prácticamente a segado de raíz en España, con un pequeño alivio durante los meses de verano. Si bien el sector estaba sobreviviendo gracias al tirón de la demanda interna, la situación es muy precaria.

El reto de evitar el confinamiento pretende dar un respiro al tejido económico del país, después de que este jueves la Comisión Europea haya vaticinado que el PIB de España caerá un 12,4 % en este 2020.

Batalla política

No solo la salud y la economía han estado en juego durante esta crisis sanitaria. Durante este tiempo también se ha vivido una batalla política en el país y las cabezas visibles han sido el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, y la presidenta regional de la Comunidad de Madrid, la conservadora Isabel Díaz Ayuso.

Ahora, en plena segunda ola, se dan diferentes movimientos entre los dirigentes de las regiones españolas. Algunas, como Asturias y el País Vasco, están presionando al Gobierno para que les permitan tomar medidas más duras, mientras que otras, encabezadas por Ayuso, apuestan por la mínima intervención y el retraso en la implementación de las normas para minimizar el daño al tejido productivo.

En este sentido, la cesión de la gestión de la pandemia a las Comunidades Autónomas, bajo el paraguas del estado de alarma, se ha interpretado como una estrategia del Gobierno de Sánchez para eludir sus responsabilidades y dejar el balón de la administración de la crisis en el tejado de los Ejecutivos regionales.

Nuria López