Cinco mujeres fallecieron este viernes durante una boda cuando un proyectil cayó en el lugar donde se estaba celebrando la ceremonia en la ciudad portuaria de Hodeida, en el oeste de Yemen. Además de las víctimas mortales siete niños resultaron heridos.
El Gobierno yemení acusa al grupo insurgente hutí, que controla esa ciudad, de estar detrás de los hechos, pero los hutíes niegan la autoría del ataque, así como del perpetrado el pasado miércoles en el aeropuerto de la ciudad sureña de Adén, que dejó 26 víctimas mortales.
El general Sadek Douid, representante del Gobierno yemení ante la comisión conjunta auspiciada por Naciones Unidas, la cual vela por una tregua en la zona, calificó el ataque como "un crimen de odio cometido por los hutíes contra la población civil", reporta la agencia de noticias AFP.
En contraposición, Mohammed Ayache, el gobernador de Hodeida, designado por los hutíes, dijo en la televisión local que "las fuerzas de agresión [del Gobierno yemení] nunca dudan en acusar a otros por sus propios crímenes".
Yemen, el país más pobre de la península arábiga, está dividido en diversas facciones. Una parte está bajo el dominio de los hutíes, alineados con Irán, que controlan la capital, Saná, y ciudades importantes como Hodeida, donde sucedieron los bombardeos de este viernes. El resto lo controla el Gobierno yemení, respaldado por Arabia Saudita, que lanzó en junio de 2018 una ofensiva para recuperar Hodeida.
Decenas de miles de personas, principalmente civiles, han muerto y millones han sido desplazadas en una guerra civil que dura ya seis años, una situación que Naciones Unidas ha calificado como el peor desastre humanitario del mundo.