Resuelven el 'abominable' misterio que Darwin vio en la evolución de las plantas con flores
El naturalista Charles Darwin no pudo aplicar su teoría del origen de las especies tras la aparición repentina de numerosos registros fósiles de plantas desconcertó en el siglo XIX y hasta definió como 'abominable' el rápido surgimiento de árboles y flores al final de la era de los dinosaurios sin que se produjeran múltiples formas intermedias.
Los hallazgos fósiles indican que esa abundancia de especies florales se estableció en los últimos 80 a 100 millones de años, mientras que las plantas conocidas más antiguas se remontan al comienzo del período Cretácico, hace aproximadamente 135 millones de años.
Un equipo internacional de paleontólogos estima que esta ausencia de restos más antiguos de plantas florales se debería a las escasas condiciones para su fosilización y concluyó que varias familias de hierbas y palmeras tendrían su origen al menos 100 millones de años antes de lo pensado: en el periodo Jurásico (hace 201-145 millones de años) o incluso en eras más antiguas.
"Un grupo diverso de plantas con flores había vivido un largo lapso de tiempo a la sombra de helechos y gimnospermas, que eran dominantes en los ecosistemas de la época", afirmó en referencia al Jurásico el autor principal del estudio, Daniele Silvestro, de la Universidad de Friburgo (Suiza), y la situación le recuerda a la que vivieron los mamíferos durante la era de los dinosaurios, cuando ocupaban un nicho secundario "antes de convertirse en un componente dominante de la fauna moderna".
La nueva datación se fundamenta en el procesamiento estadístico de una gran base de datos internacional sobre hallazgos fósiles compilada en China. Según sus cálculos, se necesitaron decenas de millones de años para desarrollar la biodiversidad de palmeras, orquídeas, girasoles y guisantes, que ya estaban presentes en los más tempranos restos fosilizados.
Estas estimaciones paleontológicas se compaginan con cálculos genéticos anteriores, que apuntaron a que las plantas con flores que ofrecían los registros fósiles tenían un origen mucho más antiguo. Esta clase de organismos vivos pasó de ser un grupo insignificante a "la piedra angular de la mayoría de los ecosistemas terrestres", según destacó el coautor Alexandre Antonelli, quien encuentra en esta transformación un indicador de que "la naturaleza es dinámica" y una importante lección para el futuro.
El artículo científico que recogió los cálculos de este equipo fue publicado en la revista Nature Ecology & Evolution a finales de enero.
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