
'El Piojo', un peligroso delincuente fugado de la cárcel, es detenido en Madrid tras una persecución en la que embistió a dos coches policiales

El preso fugado Jonathan Moñiz Alcaide, conocido como 'El Piojo', fue detenido en la noche de este lunes en Madrid, tras embestir en su huida, al volante de un coche robado, a dos vehículos policiales.
La espectacular detención de este experto en butrones y alunizajes, sobre el que pesan más de 50 delitos de robo con fuerza, ha tenido lugar dos meses después de la insólita fuga de la cárcel de Valdemoro (Madrid) que protagonizó junto a su hermano Miguel Ángel, que sigue en paradero desconocido.
"El Piojo", fugado hace más de dos meses de la cárcel madrileña de Valdemoro, ha sido detenido esta noche en #Madrid por agentes de la @policia Nacional pic.twitter.com/fnaZ2q94cc
— Policía Nacional (@policia) February 15, 2021
Cinco agentes resultaron heridos en las colisiones provocadas por este peligroso delincuente, de 36 años, que ya está bajo custodia policial.
La Policía Nacional publicó imágenes de cómo quedaron los vehículos tras la embestida.
En el mismo perfil de Twitter, también difundieron imágenes de la detención, en las que se aprecia al delincuente esposado y escoltado por la policía hasta uno de sus coches.
Una fuga de película
En diciembre de 2020, 'El Piojo' y su hermano ejecutaron con éxito un meticuloso plan de huida que provocó el asombro de las autoridades policiales. De hecho, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y el Ministerio del Interior mantienen abierta una investigación para aclarar si obtuvieron ayuda por parte de algún funcionario de la prisión en la que se hallaban recluidos.
En compañía de un tercer interno, que fue apresado antes de salir, los hermanos salieron por la ventana de una de las dependencias del centro penitenciario, un cuarto de almacenaje de cuya llave, al parecer, habían logrado obtener o fabricar una copia.

Al salir de la ventana de esta estancia, tras limar los barrotes, se habrían desplazado por los tejadillos de la zona de celdas de aislamiento –vacías en esos días– y desde ahí alcanzaron la valla perimetral del recinto.
Para ello tuvieron que atravesar, sin ser vistos y sin hacer saltar la alarma, un corredor sobre el que existe vigilancia constante de los guardias, a través incluso de un circuito interno de televisión. Este tramo de la fuga es la mayor incógnita de la investigación sobre la fuga de los hermanos Moñiz Alcaide, que es la única en los 30 años de historia del penal en el que cumplían condena.
Además, para abandonar el recinto, los reclusos superaron también el muro de siete metros de alto que da a la calle, coronado por una concertina. Al no encontrar daños ni señales en esta alambrada, los investigadores suponen que utilizaron algo que amortiguara el contacto con el material cortante y les protegiera. Con respecto a cómo hicieron para salvar la altura del muro, por el momento todo son especulaciones.