El presidente de Argentina, Alberto Fernández, volvió a denostar el reparto irregular de vacunas que hubo en ese país y por el cual despidió a su ministro de Salud, Ginés González García, pero también denunció la campaña de desinformación que está llevando a cabo la oposición política y mediática, la misma que ya antes quiso generar desconfianza entre la población en torno a la efectividad de la Sputnik V.
"Hubo una campaña despiadada, desatada en Argentina por la oposición para hacerle sentir a los argentinos que la Sputnik V era veneno. Hasta me denunciaron por estar distribuyendo veneno, y ahora los que me denunciaron me piden que les dé veneno a ellos, que consiga más veneno", dijo durante la conferencia conjunta que realizó con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en Palacio Nacional.
Fernandez respondió así a los cuestionamientos por el escándalo que estalló en Argentina el viernes pasado, cuando el periodista Horacio Verbitsky reveló que había sido vacunado gracias a que había llamado a su amigo, el ministro de Salud. Su caso no era el único, por lo que ese mismo día Fernández echó a González García y ordenó que se publicara la lista de quienes se habían beneficiado con el tráfico de influencias.
La víspera, mientras el presidente iniciaba su gira en México, el ministerio de Salud dio a conocer los nombres de 70 personas que fueron vacunadas de manera irregular, aunque a algunas sí les correspondía por ser funcionarios que debían cumplir funciones estratégicas, lo que implica que no había un mecanismo generalizado de privilegios sino que fue un caso puntual y no masivo ni sistemático.
Por eso, esta mañana Fernández lamentó que algunos medios argentinos hayan publicado que él mismo se vacunó de manera indebida, lo que es falso.
"Yo me puse la vacuna porque los medios argentinos decían que no se podía vacunar con la vacuna rusa, tuve que convocar a la confianza ciudadana", explicó al advertir que por esa misma razón, para contrarrestar la intensa campaña de desinformación que había, se vacunaron la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, así como gobernadores e intendentes oficialistas y opositores.
Crisis
Fernández recordó que el viernes su reacción inmediata fue pedirle la renuncia a González García, porque repartir vacunas de manera anómala es un hecho suficientemente grave que él de ninguna manera justificará.
Sin embargo, aclaró que ello no tiene implicaciones penales, por lo que criticó la expedita actuación que están teniendo algunos jueces y fiscales y que ya incluyó un allanamiento en el Ministerio de Salud.
"He leído que han hecho una denuncia (...) terminemos con la payasada, les pido a fiscales y jueces que hagan lo que deben. No hay ningún tipo penal que diga que será castigado el que se vacunó y adelantó la fila, no se pueden construir delitos graciosamente, eso ya lo hemos vivido", aseguró.
El presidente insistió en que nadie puede avalar que, en las actuales circunstancias, alguien tenga la posibilidad de adelantar su vacunación si no le corresponde, pero aclaró que hay que ser estricto con la lectura de las listas que se dieron a conocer ya que tanto los presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado y la Cámara de Diputados como el ministro de Economía, Martín Guzmán, y su equipo, tenían derecho a la inmunización por salir a giras al exterior en las que van a defender los intereses de Argentina.
"A mí difícilmente me van a correr con estas lógicas. Detesto los privilegios, no soporto que eso ocurra. Lamento que algunos lo hayan hecho, y lo que les pido a algunos fiscales es que hagan el esfuerzo de leer el Código Penal. Ya hicieron demasiadas sinvergüenzadas", acusó.
Si la Justicia quiere trabajar, agregó, hay mucho para investigar en serio, como los multimillonarios e irregulares negocios de peajes y parques eólicos que permitió el expresidente Mauricio Macri; el endeudamiento récord que tuvo Argentina durante su gobierno y que solo benefició a sus amigos o la responsabilidad que tuvo su ministro de Defensa, Oscar Aguad, en el hundimiento del submarino Ara San Juan en el que perdieron la vida 44 tripulantes.
"Cuando el Ara San Juan se hundió en el mar del sur, nadie le pidió la renuncia a nadie. Cuando la titular de la Oficina Anticorrupción dijo que no iba a perseguir a su presidente, cuando ocurrió el desfalco objetivo de deuda externa, nadie le pidió la renuncia a nadie (...) una vez pido que tengamos honestidad intelectual. Con mi conducta di cuenta de lo que podía hacer. El resto es lo más miserable que se puede hacer: política con la pandemia", señaló.