Pascual Arzate salió ovacionado este miércoles de las instalaciones del Deportivo Xochimilco, al sur de Ciudad de México. Este hombre de 85 años fue uno de los primeros mexicanos en recibir la vacuna rusa Sputnik V contra el covid-19.
Poco después de las 9:30 de la mañana, Arzate salió airoso del centro deportivo que fue habilitado como uno de los dos centros de vacunación en Xochimilco, una de las tres alcaldías de la capital mexicana —junto con Iztacalco y Tláhuac— que comenzaron este miércoles la aplicación de las primeras 200.000 dosis de Sputnik V,destinadas a todas las personas mayores de 60 años que habitan en estas demarcaciones.
Afuera, un centenar de personas que aguardaban pacientemente la salida de sus familiares, brindaron aplausos a Arzate. "Ahorita no siento nada, no sé si ya después", contó Pascual tras recibir la vacuna.
Este hombre canoso, que desempeñó el oficio de mecánico durante su vida laboral, hizo fila desde las 5:00 la mañana para ser el primero en recibir la Sputnik V en el Deportivo Xochimilco. Su hija Delia lo acompañó en esta pequeña travesía y valió la pena la espera. La mujer de 50 años explicó que no dejaban salir a su padre de casa por miedo a que se contagiase del covid-19, pero ahora se siente más tranquila: Don Arzate finalmente recibió la vacuna.
Ánimo y esperanza en la fila
"No hay impedimento para Don Alfonso. Pásele, bienvenido, pásele a su vacuna", decía a través de un micrófono Ernesto Armendáriz, un funcionario animoso que agilizaba la fila, informaba sobre los requisitos para recibir la Sputnik V en el sitio —mayores de 60 años, de Xochimilco, cuyo apellido inicia con la letra A y B— y le inyectaba ánimos a las personas de la tercera edad que aguardaban con nerviosismo su turno: "Pásenle, chicos. Hay un montón de sillas".
La jornada de vacunación se dio en medio del ruido de los automóviles que circulaban sobre la calle Francisco Goytia. Pero en medio del escándalo de los cláxones, un grito era sinónimo de orden: "Cuidado, van a pasar", alertaba una joven, mientras el oficial de la Policía de Tránsito desplazaba una silla de ruedas con una mujer de más de 80 años que iba a ser vacunada.
Para Adrián Chávez, un hombre de 76 años que avanzaba a buen ritmo en la fila, la posibilidad de vacunarse con la primera dosis de Sputnik V le había quitado un poco el temor a contagiarse del covid-19. No obstante, Chávez perdió a un familiar por esta enfermedad y no piensa bajar la guardia: "Hay que tener cuidado, usar cubrebocas y mantener sana distancia".
Los consejos sanitarios de Chávez no pierden vigencia en el país latinoamericano, pese a que las autoridades afirman que los contagios registran una "baja sostenida" desde hace seis semanas. Desde el inicio de la pandemia, se contabilizan oficialmente 181.809 víctimas fatales por covid-19 en México.
Justo Aguilar también obtuvo su vacuna. La pregunta sobre qué sintió cuando le inyectaron el fármaco, solo le provocó una sonrisa. "Estoy bien chavo, qué me va a doler", dijo el hombre, de 70 años. Su esposa, Margarita Morales, de 69, se mostró tranquila tras recibir la Sputnik V porque recordó que tanto ella como su marido se sintieron "desesperados" cuando su hijo y su yerno se contagiaron del covid-19.
"Todos estamos en riesgo"
Hacia las 10:30 de la mañana había unas 150 personas con la mirada fija en la puerta de salida, mientras permanecían expectantes a la espera de sus familiares, como Don Arzate, el primero que fue vacunado.
Uno de las personas en esa espera era Jesús García, un hombre de 51 años que llevó a su madre, Juana Becerril, de 71, a su cita en el Deportivo Xochimilco. Después de que a la señora le aplicaron la Sputnik V, su hijo, por fin, expresó "tranquilidad".
En esta jornada también hubo personas que confesaron que tenían cierta desconfianza hacia las vacunas contra el covid-19, como Dolores Rosas, una mujer de 64 años que acompañó a su esposo Víctor Manuel al Deportivo Xochimilco. "Yo había dicho que no me vacunaría, pero cuando vimos que no les pasó nada a los médicos, dijimos: 'Vamos a vacunarnos'", contó.
Mientras aguardaba sentada en una banca portátil a que saliera su marido vacunado, la señora Dolores se sinceró y reconoció que tenían miedo a contagiarse, porque en su colonia fueron testigos de personas que les dio coronavirus y que en un lapso de una semana "se fueron".
Ahora, con confianza, se alegra de que iniciara la aplicación de la vacuna rusa Spurnik V a los adultos mayores de la capital mexicana. "Estuvimos esperándola. Qué bueno que empezaron", concluye la mujer.
José Beltrán Contreras
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