El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, aseguró que "Rusia no es parte del conflicto" en Ucrania y que "los miembros de los Cuatro de Normandía, con la excepción de Ucrania, en general lo comprenden". "Rusia está haciendo todos los esfuerzos posibles para ayudar a resolver este conflicto", enfatizó.
"Por supuesto, nadie pretende avanzar hacia una guerra. Nadie acepta la posibilidad de tal guerra en absoluto. Pero tampoco nadie aceptaba la posibilidad de una guerra civil en Ucrania. Rusia nunca ha sido parte en este conflicto", enfatizó el vocero del Kremlin
"Cerca de nosotros hay un país en el que está a punto de reanudarse una guerra civil. Cerca de nosotros hay un país en el que no podemos descartar que los dirigentes vuelvan a considerar posible resolver el problema interno por la fuerza. ¿Es peligroso para nosotros? Por supuesto que sí. ¿Debemos tomar medidas para garantizar nuestra seguridad? Sí, debemos hacerlo. Así que lo estamos haciendo", dijo Peskov en una entrevista a la cadena Rossiya 1.
Escalada de tensión
Últimamente, las violaciones del alto el fuego en la región, acordado en julio del año pasado por el grupo de contacto sobre la resolución del conflicto en el este de Ucrania, se volvieron sistemáticas.
Este viernes, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, indicó que la situación en Donbass sigue siendo difícil y está empeorando cada vez más debido a "la actitud belicosa de Kiev, que vive con la ilusión de la posibilidad de una solución militar del conflicto en el sureste del país". Zajárova volvió a denunciar que Kiev está transportando tropas y maquinaria a la línea de contacto en Donbass.
La portavoz pidió a las autoridades de Kiev que respeten los acuerdos de Minsk, respaldados por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. El acuerdo Minsk II, un conjunto de medidas de control del alto el fuego, fue acordado en una cumbre celebrada en la capital bielorrusa en febrero de 2015 por los líderes de Alemania, Francia, Ucrania, Rusia en el formato del Cuarteto de Normandía. El documento fue firmado por el grupo de contacto para la solución pacífica de la situación en el este de Ucrania, integrado por representantes de Ucrania, Rusia, la OSCE y las repúblicas populares no reconocidas de Donetsk y Lugansk.
Desde la firma de los acuerdos en 2015, su parte política, que prevé pasos concretos para un arreglo pacífico y la reintegración de Donbass en Ucrania, no se ha implementado. En particular, estas medidas incluyen que se otorgue a las regiones de Donetsk y Lugansk un estatus especial que debería ser consolidado posteriormente en la Constitución de Ucrania, así como la concesión de una amnistía y la celebración de elecciones locales, insistiendo en que solo después de que se cumplan estos requisitos se transferirá a Kiev el control sobre la frontera entre Ucrania y Rusia. Kiev, a su vez, insiste en la necesidad de que primero se le transfiera el control de la frontera.
En los últimos años, representantes de la clase política dirigente ucraniana han declarado en repetidas ocasiones que Ucrania no tiene la intención de cumplir con sus obligaciones en virtud de estos acuerdos. Por su parte, los socios internacionales de Ucrania, así como Rusia, han señalado en repetidas ocasiones que estos acuerdos no tienen alternativa para solucionar el conflicto en Ucrania.
Este jueves, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, enfatizó la necesidad de que Kiev implemente los acuerdos firmados, "principalmente para establecer un diálogo directo con Donetsk y Lugansk y legalizar el estatus especial del Donbass".