Dos enfermeras cristianas, Maryam Lal y Newsh Urooj, enfrentan la pena capital en Pakistán por remover una pegatina con un verso del Corán de la taquilla de un compañero de trabajo, informa The Times. Después de ser acusadas de blasfemia, una muchedumbre se reunió frente al hospital de la ciudad de Faisalabad donde ocurrieron los hechos pidiendo su muerte.
La Policía se vio obligada a intervenir para salvar a las mujeres de la turba, pero no pudo evitar que Maryam Lal fuera apuñalada por un colega durante su huida.
Las mujeres contaron a los agentes que les habían pedido que limpiaran la taquilla del jefe de enfermeros y admitieron haber quitado la pegatina con el texto sagrado con un bolígrafo.
La Policía informó que inició una investigación mientras las dos enfermeras han sido encarceladas por 15 días.
Los disturbios en torno al hospital fueron impulsados por Tehrik e Labaik Pakistan (TLP), un partido islamista de ultraderecha contrario a que se modifiquen las normas contra la blasfemia que rigen en el país.
Pakistán tiene una estrictas leyes sobre la blasfemia que conllevan la pena de muerte para aquellos que insulten al profeta Mahoma, al islam, al Corán o a personas consideradas santas.
Un 98 % de población del país profesa el islam y los críticos sostienen que la ley está dirigida contra los miembros de otras confesiones, como los hindúes o los cristianos.
Grupos de derechos humanos nacionales e internacionales critican que las acusaciones de blasfemia son frecuentemente utilizadas en Pakistán para intimidar a las minorías o para saldar cuentas personales.
En febrero, otra enfermera cristiana, Tabitha Nazir Gill, fue atada y torturada por una turba en el hospital de maternidad de Sobhraj en Karachi tras ser acusada falsamente de blasfemia por un compañero a quien había recriminado por aceptar dinero de un paciente.