Los ultranacionalistas anuncian su apoyo a la oposición y Netanyahu ve en ello "un peligro para la seguridad" de Israel
El partido israelí Yamina y su líder, el ultranacionalista Naftali Bennet, ha anunciado su apoyo al líder de la oposición, Yair Lapid, para formar un gobierno de coalición, un escenario que el primer ministro Benjamín Netanyahu no ha tardado en calificar de "peligro para la seguridad" de Israel.
La decisión de Bennett podría permitir al jefe de la oposición, Yair Lapid, formar una coalición de partidos de derecha, centristas e izquierdistas que apartaría del Gobierno a Netanyahu.
Tras el anuncio de Bennett, Netanyahu lo acusó de perpetrar "el fraude del siglo" y le recordó sus promesas públicas anteriores en las que descartó unirse a Lapid.
Netanyahu declaró que una coalición semejante supondría un peligro para la seguridad y el futuro de Israel. "¿Qué hará por la disuasión de Israel? ¿Cómo nos verán nuestros enemigos?", se preguntó. "¿Qué harán en Irán y en Gaza? ¿Qué dirán en los pasillos del Gobierno en Washington?", continuó.
Bennett, a su vez, afirmó que su intención es hacer todo lo posible para formar "un gobierno de unidad nacional" para que juntos puedan "salvar al país de una caída en picada y devolver a Israel a su curso".
Ahora Bennett y Lapid tienen hasta el próximo miércoles para ultimar su acuerdo, que permitiría a cada uno ocupar el cargo del primer ministro de Israel por dos años, de forma rotativa.
Contexto político
En los últimos dos años Israel ha celebrado cuatro elecciones consecutivas. Cada una fue considerada un referéndum sobre Netanyahu, quien se ha convertido en una figura polarizante en la política israelí y, además, desde finales de 2019 afronta un juicio por corrupción. Netanyahu lleva 12 años desempeñando las funciones de primer ministro y se ha posicionado como la figura más dominante de la política nacional de las últimas tres décadas.
Bennett, antiguo asesor de Netanyahu convertido en su rival, sostiene que se necesitan pasos drásticos para evitar otros comicios y aunque comparte la ideología nacionalista del actual líder, cree que no había una forma viable para que la derecha formara una mayoría gobernante en el Knéset, como se conoce el Parlamento israelí, después del estancamiento de las elecciones del 23 de marzo. El político afirmó que otras elecciones darían los mismos resultados y dijo que era hora de poner fin al ciclo.
Por su parte, Netanyahu mantiene sus esfuerzos para conservar el poder mientras dura el litigio en su contra y ha utilizado su oficina como escenario para reunir apoyo y arremeter contra la Policía, los fiscales y los medios de comunicación.
Si sus oponentes no logran formar el Gobierno y se convocan nuevas elecciones, para Netanyahu habría otra posibilidad de que se forme un Parlamento que esté a favor de otorgarle inmunidad procesal. De lo contrario, si sus rivales tienen éxito, el primer ministro se encontrará en una posición mucho más débil como líder de la oposición e incluso dentro de su partido Likud.
Con información de AP