El mayor productor de crudo de África aprueba una ley para revolucionar su industria petrolera: ¿en qué consiste?
La Cámara de Representantes de Nigeria ratificó el viernes el proyecto final de la llamada Ley de Industria Petrolera (PIB, por sus siglas en inglés), aprobada un día antes por el Senado del país.
Actualmente, la industria petrolera de Nigeria —la más grande de África, responsable de la extracción de 1,7 millones de barriles de crudo por día— es regulada por la compañía estatal Nigerian National Petroleum Corporation (NNCP), que al mismo tiempo es el productor dominante en el sector. A pesar de tener las reservas detectadas más grandes del continente, el país logró atraer solo el 4 % del total de 70.000 millones de dólares invertidos entre 2015 y 2019 en el petróleo y gas africanos, indica el portal The Africa Report. La legislación, que fue presentada por primera vez al Parlamento nigeriano en 2008, busca mejorar la gobernanza y facilitar las inversiones extranjeras en ese sector crucial, que proporciona al Estado cerca del 90 % de sus ingresos en divisas.
La nueva norma prevé una serie de medidas de gran calado, como reconvertir la NNCP en una sociedad anónima capaz de atraer capital extranjero y despojarla de sus funciones reguladoras. En vez de ello, la regulación de la producción de hidrocarburos pasará a tres agencias conforme a la etapa de transformación del producto. Asimismo, la ley establece la creación de un fondo destinado a la exploración petrolera en áreas poco estudiadas, especialmente, cerca de las fronteras, que se prevé que reciba un 30 % de las ganancias de la renovada NNCP. Otra innovación importante y ampliamente discutida del documento consiste en la obligación de las compañías de transferir el 3 % de sus beneficios a las comunidades en cuyos territorios extraigan los recursos.
Las autoridades nigerianas enfrentan a una escasez de divisas extranjeras y "están arrinconados" y esperan con esta legislación "recaudar dinero", comentó a The Africa Report el economista Steve Hanke, de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.). De hecho, según estimaciones de expertos del bufete de abogados londinense Baker Botts, la PIB debería aumentar la producción petrolera del país en alrededor del 40 %, atrayendo 47.600 millones de dólares en inversiones. Sin embargo, varias propuestas del documento generan polémica tanto entre expertos como entre los políticos nigerianos.
Pagos a las comunidades
La tasa de ganancias destinada a las comunidades de las regiones de extracción fue probablemente la cuestión más discutida del proyecto. Mientras el borrador preveía que fuera del 2,5 %, inicialmente el comité especial de la Cámara de Representantes insistió en elevarla al 5%. Por su parte, varios grupos políticos del sur del país, donde se concentran numerosos yacimientos, exigieron el 10 % e incluso el 20 %.
Uno de ellos, la Unión Progresiva Urhobo, calificó la ley como "una elefante embarazada que dio a luz a un ratón" y afirmó que servirá para "despojar y esclavizar a la gente del delta del Níger".
Posible monopolización de las importaciones de petróleo
Al mismo tiempo, la PIB limita la importación de productos petroleros a los tenedores activos de licencias de refinería. Actualmente, en el país hay solo siete compañías que cumplan con ese criterio. Dado que las cuotas de importación estarán directamente vinculadas con el volumen de los hidrocarburos refinados, la norma beneficiará principalmente a una de ellas, el Grupo Dangote, señala Bloomberg.
En un comunicado citado por la agencia, los mayores comercializadores de combustibles en Nigeria llamaron a "garantizar un mercado libre y abierto" para que "los principales actores de la cadena de suministro" puedan importar productos refinados.
Falta de diversificación
La canalización del 30 % de los beneficios de la NNCP a la exploración de nuevos yacimientos petroleros no ayudaría librarse de la enorme dependencia de Nigeria de la exportación de hidrocarburos, varias veces criticada por el presidente del país, Mohammadu Buhari.
La situación se dificulta aún más por la reducción global de las inversiones en el sector ante el auge del interés en las energías renovables. En 2020, esa cifra fue cerca del 30 % menor que en el año anterior. Dada la turbulencia del tránsito hacia una economía basada en otras fuentes de energía, la situación amenaza con fluctuaciones especialmente peligrosas para los países dependientes de los hidrocarburos.
"Un empujón o una transición energética [podría estar] preparando el terreno para una desconexión repentina entre la oferta y la demanda. Si bien la demanda global puede volverse alcista en unos pocos meses, se necesitan años para completar los proyectos de desarrollo de petróleo y gas", explica Simbi Wabote, secretario ejecutivo de la Junta de Monitoreo y Desarrollo de Contenido de Nigeria.
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