El mes pasado fue el peor julio en cuanto a incendios forestales a nivel mundial desde al menos 2003, según científicos citados por The Guardian.
Los incendios, impulsados por olas de calor extremo y prolongadas sequías, liberaron 343 megatoneladas de carbono, aproximadamente una quinta parte más que el anterior pico mundial de julio, establecido en 2014. Más de la mitad de esas emisiones se originó en América del Norte y en Siberia, donde se registró un clima inusualmente cálido y seco.
"El total global [de carbono] de julio de este año es el más alto desde que iniciaron nuestros registros en 2003", afirmó el científico principal del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera Copernicus de la UE, Mark Parrington.
Este verano boreal se desencadenaron incendios en numerosas regiones del mundo, como Turquía, Rusia, Italia, Grecia, la Amazonía y América del Norte. A medida que el calor continúa, los peligros se amplían mientras la sequía amenaza a la mayor parte del sur de Europa.