A 13 meses de unas elecciones presidenciales cruciales para Brasil, las encuestas siguen situando al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como vencedor frente al actual mandatario, Jair Bolsonaro, cuya popularidad registra una caída récord.
Un sondeo realizado por el Instituto Datafolha entre el 13 y el 15 de septiembre, y divulgado este viernes por el diario Folha de Sao Paulo, apunta que en la segunda vuelta de las elecciones, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien todavía no ha confirmado su candidatura, ganaría con el 56 % de los votos frente a Bolsonaro, que alcanzaría un 31 %.
Además, un 59 % de los electores dice que no votaría de ninguna manera a Bolsonaro, y un 38 % opina lo mismo en lo referente a Lula. Por otro lado, el rechazo al ultraderechista osciló en dos puntos porcentuales, frente al sondeo realizado en julio. Un 53 % de los entrevistados considera "pésimo" el gobierno de Bolsonaro, el peor porcentaje desde que el presidente llegó al poder.
Entre las personas que más rechazan al presidente están aquellas con una enseñanza superior (85 %), los estudiantes (73 %), los homosexuales y bisexuales (61 %), los jóvenes de 16 a 24 años (59 %) y la población negra (59 %).
Incluso el rechazo del sector evangélico, clave en la llegada al poder de Bolsonaro en enero de 2019, aumentó en 11 puntos porcentuales (de un 30 % a un 41 %). Los empresarios son los únicos que mantienen su apoyo (47 %) al ultraderechista.
Actos antidemocráticos
Se trata de la primera encuesta realizada después los actos antidemocráticos del 7 de septiembre, en los que Bolsonaro arremetió contra el Supremo Tribunal Federal (STF), lo que incrementó las posibilidades de un posible proceso de 'impeachment' contra él.
En las últimas semanas, el ultraderechista intensificó su campaña contra el sistema de voto electrónico, vigente desde 1996, y que considera fraudulento. Sus constantes críticas, siempre sin pruebas, empujaron al Tribunal Superior Electoral (TSE) a abrir una investigación contra Bolsonaro.
Los resultados de la encuesta también son consecuencia de su nefasta gestión de la pandemia, así como del alza de la inflación, un considerable aumento de los precios de las gasolina y de los alimentos y un desempleo que alcanza a 14,4 millones de personas.