Las paredes de las inmediaciones del Congreso argentino aparecieron empapeladas la mañana de este viernes con afiches que claman por la unidad del Gobierno, luego del choque entre el presidente Alberto Fernández, y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
El volante, que no está firmado por ningún partido político en particular, empieza con un "Déjense de joder", y cita una de las máximas pronunciadas por Juan Domingo Perón el 17 de octubre de 1950: "Primero la patria, después el movimiento, luego los hombres".
El llamado surge en momentos de máxima tensión en la Casa Rosada, luego de la dura derrota que sufrió el peronismo en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), realizadas el domingo. El descalabro provocó que varios ministros –cercanos a Fernández de Kirchner– pusieran sus cargos a la orden y exigieran la renovación del gabinete.
Ante la turbulencia política, el mandatario dijo que haría las modificaciones cuando lo creyera conveniente y que no sería en lo inmediato porque no iba a actuar "con presiones". No obstante, eso no calmó las críticas ni los rumores de una supuesta ruptura dentro del mismo Gobierno.
El clímax de la jornada llegó el jueves por la noche, cuando la vicepresidenta argentina hizo pública una carta en la que criticó "la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno", defendió las dimisiones de los ministros cercanos a ella y aseguró que quien estaba "jaqueando al Gobierno" no era el kirchnerismo, sino la "derrota electoral sin precedentes" en las PASO.
El punto de quiebre
Este viernes, en una entrevista con El Destape, el mandatario informó que ya tenía "bastante avanzado" el cambio de ministros en la Casa Rosada. "Voy a ordenar el gabinete y terminar con esta discusión", recalcó Fernández, tras asegurar que los nombramientos tendrían el pleno respaldo de su vicepresidenta.
Por lo pronto, en medios locales ha trascendido la suspensión de la agenda de Fernández en el exterior, que incluía la participación en la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), porque se espera el anuncio de los cambios en los ministerios en las próximas horas.
Pero más allá de la coyuntura electoral y la necesidad de que el oficialismo se reconfigure de cara a las elecciones legislativas generales que se realizarán el 14 de noviembre, el punto de inflexión entre el presidente y la vicepresidenta parece radicar en el tema económico.
Pero más allá de la coyuntura electoral, el punto de inflexión entre el presidente y la vicepresidenta parece radicar en el tema económico.
Si bien Fernández, cuando ganó las elecciones, recibió un país endeudado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con unas cifras económicas nada elogiosas heredadas del macrismo, la llegada de la pandemia agravó el panorama y lo obligó a tomar medidas para atender la crisis. Sus políticas, sin embargo, no han sido respaldadas en pleno por su vicepresidenta.
En la carta, Fernández de Kirchner asegura que desde el año pasado ha sostenido en privado y en público que hay funcionarios que "no funcionan" dentro de Gobierno, y que desde el Ejecutivo se estaba llevando a cabo "una política de ajuste fiscal equivocada", que impactaba negativamente a la economía y que "indudablemente" tendría consecuencias electorales.
"No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no solo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar "muy bien" las elecciones", aseveró la vicepresidenta, quien consideró que ante la contundente derrota electoral se requieren las renuncias de los ministros para "facilitarle al presidente la renovación de su Gobierno".
Fernández, por su parte, sigue en línea con las prioridades económicas de su Gobierno: la crisis económica que dejó la pandemia y la reestructuración de la deuda con el FMI. Hoy, durante su participación en el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Clima (MEF, por sus siglas en inglés), el mandatario reiteró sus críticas al Fondo por haber otorgado el préstamo de 57.000 millones de dólares a Argentina durante la administración de Mauricio Macri, reiteró que el crédito era "insostenible" y propuso que se empezaran a aplicar otros instrumentos de pago que contemplen el canje de deuda por clima.
"No hay más lugar para ajustes irresponsables, imposibles de cumplir, que perjudican la credibilidad tanto de nosotros, como dirigentes, como de quienes otorgan asistencias irreales", aseveró el presidente, tras asegurar que el nuevo acuerdo de reestructuración que se logre con el FMI se basará en los principios de sustentabilidad, inclusión social y transparencia. Esa intervención fue la única de la agenda que tuvo el mandatario este viernes.
Operadores, rumores y 'fakes'
Sin desmerecer la pugna entre el peronismo sobre cómo debe atenderse la economía, la misiva de Cristina Fernández dejó ver que las grietas tienen un trasfondo más allá de los desacuerdos económicos.
Los señalamientos de la vicepresidenta fueron directamente contra el vocero presidencial Juan Pablo Biondi, a quien acusó de "hacer operaciones en off" para perjudicarla a ella y a su movimiento político. Por eso, reveló que se había comunicado personalmente con el ministro de Economía, Martín Guzmán, para aclararle que ella no había perdido su renuncia, tal como se "difundió falsamente" en los medios.
"¿Por qué cuento esto? Porque no voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político", zanjó.
Aunque el cruce de acusaciones cesó desde la publicación de la explosiva carta de Cristina Fernández, la tensión política está al máximo con la constante filtración de audios de funcionarios y a la espera de los nuevos nombramientos. El macrismo, por ahora, calla con su triunfo a cuestas y el peronismo, hasta en las paredes, grita para exigir que se laven los trapos sucios en casa.
Nazareth Balbás
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