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Nueva York ordena liberar a casi 200 reos de una caótica cárcel asolada por la escasez de personal, violencia y hacinamiento
En cierto momento, la prisión de Rikers Island llegó a funcionar con tan solo dos tercios de los guardias y pabellones enteros a merced de los propios reclusos.
La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, firmó este viernes una orden para liberar a 191 detenidos de la cárcel de Rikers Island, que durante meses ha sufrido una grave crisis de escasez de personal, violencia, problemas de insalubridad y hacinamiento, informan medios locales.
En un intento por reducir la población carcelaria del estado, Hochul aprobó una ley llamada "Menos es más", que contempla la liberación de personas a las que por cuestiones "técnicas" se consideró que habían violado su libertad condicional y fueron reencarceladas. Además de los presos liberados, se espera trasladar a otras instalaciones a 200 reclusos a los que les quedan entre 60 y 90 días de sentencia por cumplir.
"La libertad condicional en este estado a menudo se convierte en un boleto de regreso a la cárcel, debido a violaciones técnicas", explicó la gobernadora, al describir situaciones como cuando "alguien es sorprendido con una bebida alcohólica, usando una sustancia ilícita o faltando a una cita" con las autoridades.
A merced de los propios reclusos
Si bien la crisis en Rikers Island se remonta a años de negligencia, evidentemente la pandemia del covid-19 agravó la situación. Los informes muestran que en un momento de este verano más de un tercio de los guardias penitenciarios estaban de baja por enfermedad, e incluso algunos habían faltado a sus turnos sin brindar explicación.
Esto ha provocado que algunos pabellones del edificio queden por completo sin guardias y a merced de los propios reclusos. En medio del caos, este año se ha registrado allí la muerte de al menos 10 presos, cinco de ellos por supuesto suicidio, recoge AP.
Los legisladores, que esta semana visitaron Rikers Island, también pudieron comprobar que el complejo estaba sumamente sucio y sus condiciones eran inhumanas, con inodoros desbordados y pisos cubiertos de cucarachas muertas, heces y comida en descomposición. Incluso, algunos prisioneros llegaron a declarar que se sentían tratados como esclavos y animales.
Se prevé que la cárcel Rikers Island esté cerrada para el año 2026. Mientras tanto, ante un problema innegable, los funcionarios han decidido contratar más personal, mejorar la infraestructura y reformar ciertos procedimientos.
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