VIDEO: Científicos logran convertir en un audio 'aterrador' los químicos defensivos liberados por larvas de moscas
El mundo animal es inmensamente diverso. Cada especie se ha adaptado a sus condiciones medioambientales a lo largo de millones de años de evolución, desarrollando distintas maneras de alimentarse, reproducirse y protegerse. En el caso de las larvas de la mosca Craesus septentrionalis, ahuyentan a sus depredadores secretando un cóctel de sustancias químicas volátiles. Estas sustancias actúan como una especie de barrera gaseosa entre las larvas y las hormigas (sus principales enemigos), que se sienten disuadidas por el desagradable olor.
El entomólogo Jean-Luc Boevé, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, y el ingeniero informático Rudi Gio, decidieron traducir esta composición química a un archivo de audio y comprobar qué tan desagradable resultaba para el oído humano.
Учёные превратили защитный запах личинок гусениц в аудиофайл. Дело в том, что насекомые выделяют химикаты для отпугивания хищников. Состав химикатов перевели в звук, чтобы проверить, насколько он будет неприятен для человека.Настоятельно советуем послушать pic.twitter.com/91LUEpVJjo
— Лента.ру (@lentaruofficial) September 27, 2021
En un estudio publicado recientemente en la revista Patterns, los investigadores detallaron las distintas fases de su experimento.
Boevé concibió la idea de transformar sustancias químicas volátiles en sonidos en abril de 2009, pensando que "sería posible traducir una volatilidad alta o baja en tonos altos o bajos, así como otros rasgos químicos en otros rasgos de sonido".
Este proceso se denomina sonificación y toma en cuenta las características importantes de cada molécula (como su peso y los grupos funcionales que tiene), para asignarlas luego a diferentes parámetros de sonido, como el tono, la duración y el timbre.
"Normalmente, se utiliza un proceso de sonificación para detectar fenómenos particulares en grandes conjuntos de datos", explicó Giot, del Instituto Superior Industrial de Bruselas (Bélgica). "Ejemplos de tales fenómenos son los terremotos en los datos sismológicos o la piratería de la red en la transmisión de datos por Internet", agregó.
Boevé y Giot cuantificaron cuán desagradables eran los sonidos para el oído humano midiendo qué tan lejos caminó cada uno de los aproximadamente 50 participantes para alcanzar una "distancia cómoda" de los altavoces. Parte de las personas describieron el sonido como desagradable o, incluso, aterrador, similar a la música de fondo de una película de terror.
"Curiosamente, pudimos mostrar que las respuestas de las hormigas y los humanos están correlacionadas, lo que indica que la sonificación puede aproximarse al 'mundo real' de las interacciones depredador-presa", señaló Boevé, quien espera que su método de sonificación sea complementario a las técnicas ya existentes para estudiar las sustancias químicas volátiles emitidas por un organismo, especialmente en los casos en que la disponibilidad estacional de un insecto es desfavorable o cuando resulta complicado recolectar cantidades suficientemente grandes de la secreción.