Durante la madrugada de este viernes (2:30 hora local) se ha abierto una nueva boca eruptiva en la base noroeste del volcán de La Palma, generando dos nuevas coladas de lava que descienden hacia el oeste, según ha informado el Instituto Geológico y Minero de España.
En total, se registran cinco bocas activas en la actualidad ―de las nueve que llegó a tener días atrás― aunque son tres las que más preocupan y que, junto a las nuevas coladas, aumentan las especulaciones sobre la producción de más daños en la isla.
Hasta ahora, la erupción deja un saldo, según los últimos datos oficiales del Departamento de Seguridad Nacional, de 981 edificaciones dañadas, 855 destruidas en su totalidad y 126 afectadas de forma parcial. Además, la destrucción de infraestructuras también es cuantiosa.
La lava ha cubierto ya al menos 346 hectáreas, mientras que la ceniza abarca una superficie de más de 3.170 hectáreas. La situación ha obligado a que continúe el confinamiento de cuatro núcleos de población en Tazacorte, donde residen alrededor de 4.600 personas, y la creación de un área de exclusión de 2,5 kilómetros en la que se recomienda no ingresar.
En el punto de mira está el deterioro de la calidad del aire, motivado por el cambio de la dirección de los vientos, debido a los gases que genera la lava al contactar con el océano, provocando que en ciertos puntos se supere los niveles permisibles de dióxido de azufre.
Después de que el volcán entrara en erupción el 19 de septiembre, el pasado martes por la noche la primera colada llegó al mar, comenzando a crear un nuevo delta. Desde entonces, se ha formado una fajana, o isla baja, que ya ha ganado al mar alrededor de 24 hectáreas.
En este periodo, se han evacuado a casi 6.000 personas, algunas de las cuales han perdido su vivienda y sus trabajos. La situación ha hecho que La Palma fuera declarada el pasado martes por el Consejo de Ministros como zona catastrófica y se aprobara un paquete de ayudas. La primera medida consiste en la liberación de 10,5 millones de euros para la compra de viviendas y de enseres de primera necesidad para las familias que han perdido su primera residencia.