La presidenta del Consejo de Ministros de Perú, Mirtha Vásquez, pidió este lunes ante el Congreso de Perú el voto de confianza al segundo gabinete que el presidente Pedro Castillo presenta a menos de 100 días de haber asumido y en medio de permanentes amenazas de destitución.
"El país atraviesa un momento muy difícil, sumado a la crisis sanitaria, la crispación política coloca a las y los ciudadanos en medio de un escenario de tensión que se ha prolongado incluso después del término de la campaña electoral y el inicio del Gobierno", advirtió la funcionaria al iniciar un discurso que duró más de dos horas.
"Nos corresponde ser capaces de construir en conjunto y y encauzar al país a la gobernabilidad y al bienestar colectivo. Mi presencia tiene como objetivo que logremos consensos, que logremos trabajar conjuntamente. La inestabilidad no solo es negativa para nuestro frágil sistema democrático", agregó.
Vásquez manifestó su confianza en "la buena fe" de los grupos políticos. "Hemos venido a proponer un acuerdo, un pacto que beneficie a todos los peruanos por la estabilidad y la democracia", dijo.
Después detalló las políticas específicas que ofrece el Gobierno de Castillo, con un fuerte acento en la salud debido a la pandemia de coronavirus, pero que también incluye planes de una reforma agraria y otra tributaria, de seguridad alimentaria y de reactivación económica con justicia social, así como la consolidación del concepto de 'patria grande' latinoamericana como política de Estado.
Además, subrayó de forma particular la promesa de luchar contra la corrupción, sombra que persigue a la clase política tradicional de Perú y que explica en gran parte la inestabilidad política que ha padecido en las últimas décadas, con presidentes denunciados, procesados, detenidos o destituidos.
Convocatoria
A sabiendas de que, más allá del programa de Gobierno la votación será resultado de una negociación partidaria, la jefa de ministros retomó un tono político y conciliador en la parte final de su discurso.
"Les pido que caminemos hacia un horizonte de diálogo y arduo trabajo, desde el inexcusable amor y sentido patriótico para hacer los cambios que demanda el país. Pero no olvidando que hay caminos por los que no debemos ir. Caminos que tienen las huellas de personas que no obraron bien y que hicieron mucho daño al país, tanto en el siglo pasado como en los últimos años. Ese camino no se puede volver a repetir", señaló.
Vásquez insistió en que esta es la oportunidad de demostrar que se puede hacer política de forma constructiva. "Confío en que podremos encontrar la forma de resolverlo todo si nos ponemos de acuerdo y forjamos hoy el Pacto por la Gobernabilidad que mencionaba al inicio. El Perú, su gente y los cambios que demandan, lo vale", convocó.
Mientras el debate continúa en el Congreso con la participación de legisladores de todos los partidos, la tensión se replica en las calles con manifestaciones a favor y en contra del voto de confianza. Los simpatizantes del Gobierno denuncian un permanente intento de golpe parlamentario, mientras que los detractores critican todas las medidas tomadas por Castillo en sus casi tres meses como presidente.
Resistencias
El resultado está marcado por la incertidumbre, ya que el Gobierno no tiene garantizados ni siquiera los votos de su propia bancada, Perú Libre, que está fracturada por los reclamos de algunos sectores que acusan al presidente de haberse corrido "a la centroderecha".
Una de las voces más críticas e influyentes es la de Vladimir Cerrón, el presidente de Perú Libre, que ya advirtió que los legisladores del bloque oficialista no le darán el aval al nuevo gabinete. Sin embargo, no habla en nombre de todos, ya que no hay consenso interno: mientras unos critican y se alejan de Castillo, otros quieren evitar que se profundice la crisis de gobernabilidad.
De acuerdo con una estimación del diario El Comercio, hasta ahora el Gobierno cuenta con 62 votos a favor, 45 en contra y 23 indecisos. Si asisten los 130 legisladores que integran el Congreso, necesita por lo menos 66 avales.
Si el Parlamento no aprueba al Gabinete, se recrudecerá la inestabilidad en la que Castillo ha estado sumergido desde que asumió, el pasado 28 de julio, y que se evidenció ante el intenso debate que generó la designación de su primer jefe de Gabinete, Guido Bellido, quién logró el voto de confianza el 27 de agosto después de dos sesiones maratónicas.
Seis semanas después, Bellido, quien arrastra denuncias por "apología al terrorismo" por su supuesto apoyo a Sendero Luminoso, renunció de manera sorpresiva al cargo, y en su lugar Castillo designó a Vásquez.
Junto con Bellido se fueron otros seis ministros. Fue una de las pruebas del proceso de ruptura que hay en el Gobierno.
Por los perfiles de ambos, una de las lecturas fue que el presidente había transitado de la radicalización de los sectores más ortodoxos de la izquierda que representaba Bellido, a la imagen de moderación progresista que ofrecía Vásquez, una abogada vinculada a la defensa de derechos humanos y que fue presidenta del Congreso.