Renuncia el ministro del Interior de Perú tras el escándalo de su fiesta clandestina

La polémica estalló mientras el presidente lucha por conseguir el aval de confianza del Congreso al nuevo gabinete.

El ministro del Interior de Perú, Luis Barranzuela, renunció al cargo este martes después de que un programa de televisión revelara que el pasado domingo a la noche organizó una fiesta en su casa, a pesar de que los encuentros sociales están prohibidos debido a la pandemia de coronavirus.

"He tomado la decisión democrática de renunciar de forma irrevocable al cargo de ministro del Interior, rechazando las falsas acusaciones a mi trayectoria profesional", expresó el político en las redes sociales.

Aunque el funcionario aseguró que solo había sostenido una "reunión de trabajo", las imágenes eran contundentes, ya que de la vivienda ubicada en el barrio de Surco, en Lima, salían y entraban invitados, algunos de ellos incluso con copas en la mano, además de que la música estaba tan alta que se escuchaba en toda la cuadra, en donde había una larga fila de autos estacionados.

La primera ministra Mirtha Vásquez ya había anticipado que las explicaciones de Barranzuela eran inaceptables, por lo que finalmente se decidió que lo mejor era su salida.

¿Qué pasó?

La cadena Latina mostró el lunes por la mañana las imágenes de la fiesta que desataron una inmediata controversia, ya que por el cargo que ocupaba, Barranzuela era uno de los funcionarios responsables de haber ordenado las restricciones sociales por la pandemia.

Horas más tarde, mientras se replicaban las exigencias de renuncia por parte de políticos opositores, la primera ministra le solicitó una explicación oficial que llegó, pero no satisfizo.

En sus redes, el ahora exministro del Interior aseguró que enfrentaba una campaña de desinformación porque no había promovido concentraciones de personas en su casa para realizar una fiesta, y que solo había sostenido una reunión con otros funcionarios para atender asuntos públicos.

Sin embargo, las imágenes eran contundentes, además de que la supuesta cita de trabajo de un domingo a la noche no estaba registrada en la agenda oficial.

El congresista Guillermo Bermejo reconoció que había estado en la reunión, pero llegó al extremo de asegurar que la música en realidad era de una casa vecina, a pesar de que los videos demostraban claramente que se escuchaba en la vivienda de Barranzuela.

Apenas la semana pasada, el Ministerio del Interior que encabezaba este político había recordado en un comunicado las restricciones con miras al 31 de octubre, fecha en la que en el país se suele festejar el Día de Muertos o Halloween.

"(Se) dispuso la prohibición de todo tipo de evento masivo, tales como desfiles, carnavales, fiestas patronales, fiestas costumbristas y actividades civiles, así como cualquier forma de reunión y/o evento (sea social, político, cultural o de otra índole), que implique la concentración de personas", advirtió.

El boletín insistió en que no estaban permitidas las reuniones sociales, "incluyendo las que se realizan en domicilios y visitas familiares, debido a razones sanitarias y con el fin de evitar el incremento de los contagios a consecuencia de la covid-19".

También advirtió que quienes incumplieran estas normas serían acreedores de sanciones. Pero el primero en violar la norma que él mismo había promovido fue el propio ministro del Interior.

Fragilidad política

El escándalo de la celebración acrecentó el permanente clima de tensión que padece el Gobierno. El jueves enfrentará un capítulo crucial, ya que se reanudará la sesión en la que el Congreso votará si otorga o no el aval de confianza al segundo gabinete que Castillo propone en los poco más de tres meses que lleva como presidente.

La discusión parlamentaria comenzó el pasado lunes 25 de octubre con la exposición de Vásquez, pero la votación se suspendió debido a que ese día murió de manera sorpresiva el congresista oficialista Fernando Herrera.

De hecho, uno de los ministros más cuestionados por aliados y opositores era precisamente Barranzuela, por lo que su salida del Gabinete podría facilitarle el panorama a Castillo.

El resultado está marcado por la incertidumbre, ya que el Gobierno no tiene garantizados ni siquiera los votos de su propia bancada, Perú Libre, que está fracturada por los reclamos de algunos sectores que acusan al presidente de haberse corrido "a la centroderecha".

Si el Parlamento no aprueba al Gabinete, se recrudecerá la inestabilidad en la que Castillo ha estado sumergido desde que asumió, el pasado 28 de julio, y que se evidenció ante el intenso debate que generó la designación de su primer jefe de Gabinete, Guido Bellido, quién logró el voto de confianza el 27 de agosto, pero que tuvo que renunciar seis semanas después, luego de una serie de conflictos con el presidente.

En opinión del analista político Enzo Elguera, esta nueva renuncia en Lima es un argumento más para "cuestionar la credibilidad presidencial y del entorno del presidente". "La idea es que los ministros sean parachoques para el presidente, pero cuando ellos mismos se desgastan por sus propias acciones de manera casi inmediata tras sus nombramientos, evidentemente no son parachoques idóneos", afirmó a RT.

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