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El miedo a un gran apagón eléctrico llega a España con compras masivas de camping gas: ¿es una posibilidad real?

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Desde hace días, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea se han llenado de avisos y los medios publican artículos con recomendaciones para sobrevivir.
El miedo a un gran apagón eléctrico llega a España con compras masivas de camping gas: ¿es una posibilidad real?

Un fallo en el suministro eléctrico que provoque la falta de electricidad en Europa de forma prolongada amenaza con convertirse en la próxima plaga de la humanidad, tras la pandemia mundial. Pero ¿es posible un gran apagón?, ¿cuándo se producirá?, ¿de dónde ha salido la advertencia sobre esta nueva catástrofe?

Desde hace días, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea se han llenado de avisos de lo que está por venir, y los medios, incluso los grandes, publican artículos con recomendaciones para sobrevivir a la falta de electricidad: debemos comprar cocinas de camping, mantas, velas y comida enlatada.

Departamentos de Ministerios de varios países europeos se afanan en editar guías y campañas para prevenir a su población e informarles de lo que deberían hacer en ese escenario, e incluso, alguno, como Austria, ha elaborado protocolos para el despliegue de policías nacionales que eviten los posibles saqueos que se podrían producir durante las horas de total apagón.

¿De dónde sale la idea de que Europa va a sufrir un gran apagón?

La alarma salió del Ministerio de Defensa austriaco, cuando sostuvo que en algún momento, sin precisar la fecha, podríamos quedarnos sin electricidad. "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo", dijo la titular de Defensa, Klaudia Tanner. Para su departamento, hay un 100 % de posibilidades de que de aquí a cinco años en algún momento se produzca y quieren tener preparada a su ciudadanía por si eso sucede.

Siguiendo el informe anual 'Sicher, und morgen?', elaborado por expertos que tratan de adelantarse a posibles peligros, la segunda amenaza más probable para Austria es un apagón, que podría producirse por una epidemia global, un atentado terrorista, ataques cibernéticos, un pico de la demanda o una sobrecarga del sistema. De acuerdo a esa hipótesis, el Ministerio austríaco ha recomendado a la población almacenar comida, bebida y medicamentos.

La alerta pronto se extendió a otros países. En Alemania, el departamento de Protección Civil y Catástrofes ha puesto en marcha una página web en la que ofrece recomendaciones a los hogares para sobrevivir a un gran apagón. En China las autoridades también han instado a la población a hacer acopio de alimentos. 

En España, el video con estas declaraciones y los terribles augurios sobre la falta de electricidad está circulando sobre todo entre los grupos antivacunas y aquellos que mueven desinformación sobre migración y conspiraciones varias. Se comenzó a viralizar hace poco más de tres semanas, el 21 de octubre, y pocos días después comenzó a tener eco en los medios de comunicación.

A pesar de los numerosos desmentidos de los expertos, el patrón que siguen los que difunden esta hipótesis es el mismo que el del terraplanismo: todo el mundo está equivocado y ellos son los únicos que pueden mostrarte la verdad y abrirte los ojos sobre la realidad.

Sin embargo, la situación de España difiere mucho de la de Austria y otros países europeos. España tiene sobrecapacidad en todas las tecnologías de generación de energía y apenas se encuentra interconectada con el resto del continente. Por su parte, Austria depende del gas que le llega desde Rusia y de sus interconexiones con Alemania, mientras que el 50 % de su producción proviene de la hidráulica, crítica en periodos de sequía.

De hecho, la escasa interconexión de España con Francia, de tan solo un 3 %, que la Unión Europea (UE) señala que debe llegar al 10 %, podría ser un cortafuegos en el caso de que hubiera problemas al otro lado de los Pirineos.

Justo esa opinión expresó el pasado 29 de octubre la ministra española de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera. "Es verdad que Austria distribuyó una información en la que explicaba cómo actuar en caso de gran apagón, pero su situación es distinta", afirmó la ministra, "nosotros somos una casi isla energética, por lo que es difícil que un efecto dominó nos afectase. Los españoles pueden estar tranquilos por muchos motivos: tenemos reservas y un sistema que funciona muy bien", defendió.

Entonces, ¿es posible en España?

Los expertos aseguran que España tiene uno de los sistemas eléctricos más robustos del mundo. A partir de 1983 se hicieron grandes inversiones en la red eléctrica de muy alta tensión, lo que permitió que la red española fuera crecientemente mayada, de tal forma que a cualquier punto de consumo de la península pudiera llegar más de una conexión de la red. 

Además, tiene una gran logística de transporte y el centro de control eléctrico nacional tiene una capacidad de estimación extremadamente exacta de la demanda horaria que se produce en España.

Asimismo, es un país con fuentes de generación enormemente diversificadas, entre las que destacan la energía eólica, la solar y la energía hidráulica, que en conjunto soportan alrededor del 50 % de la potencia instalada en el país, fuentes autóctonas que brindan cierta independencia de terceros.

Así, el parque de potencia eléctrica instalada se encuentra compuesto por energía de ciclo combinado (26,2 GW), eólica (27,9), hidráulica (17,1), carbón (4,9), solar fotovoltaica (13,7), nuclear (7,1), cogeneración (5,6), turbinación bombeo (3,3), solar térmica (2,3) y otras (4,1).

En estas condiciones, en algún momento podrían producirse cortes por algún incidente en la red, motivado por ejemplo por un fenómeno meteorológico, que conllevara a un apagón de una hora o de algunos minutos en zonas amplias del país. Pero eso no es lo que se entiende por un gran apagón: el déficit de suministro de energía eléctrica para abastecer la demanda de consumo durante un prolongado espacio de tiempo.

Los datos

Lo que dicen los datos es que no existen indicios objetivos de que se dé una falta tampoco en el suministro eléctrico en los próximos meses en España.

En el caso del gas la red de infraestructuras de España lo convierten en un país referente por la diversificación de su aprovisionamiento. Existen seis plantas de regasificación operativas que recibieron gas natural licuado (GNL) de 13 orígenes distintos en 2020, año en el que el GNL representó el 63 % de todo el gas importado.

Asimismo, el país tiene seis conexiones internacionales de gas: dos con Francia, dos con Portugal y dos con Argelia. Estas últimas son las más importantes puesto que proveen el 45,9 % de este combustible fósil. Aunque Argelia acaba de cerrar uno de los dos tubos, el que atraviesa Marruecos, ha asegurado que garantiza el suministro por el otro gasoducto y que incrementará los envíos por buque, que tardan tan solo un día en llegar a España, si es necesario.

Actualmente, el sistema gasista español cuenta con unos niveles de capacidad contratada de gas superior a los de las últimas temporadas invernales, con gas almacenado para 40 días de consumo y con los almacenamientos subterráneos al 82 % de su capacidad.

En cuanto a la electricidad, a 31 de octubre la capacidad de generación del sistema eléctrico peninsular español supera los 107 gigavatios (GW) de potencia instalada, más del doble del pico máximo de demanda registrada (45 GW en diciembre de 2007), según los datos de Red Eléctrica Española, el operador del mercado eléctrico español.

Este organismo también llega a una conclusión clara sobre el presunto gran apagón: "No existe indicio objetivo que haga pensar en un evento de tales características en nuestro país".

¿De dónde vienen los miedos?

La trepidante recuperación económica después del parón que supuso la explosión de la pandemia de coronavirus ha venido acompañada de una altísima volatilidad en los mercados energéticos. Por un lado, se ha manifestado en los elevados precios, que comprometen a la industria y al tejido social, y por otro, en el miedo a que se produzca algo que parecía imposible hace solo un par de años: que el suministro energético no se encuentre garantizado.

Sin embargo, en el caso español los datos desmienten los miedos. Pero en un contexto en el que se suceden precios récord de la electricidad en los mercados mayoristas europeos, con una evidente crisis energética y de suministros de materias primas por la espectacular recuperación, estos mensajes calan en buena parte del público.

Así lo demuestra que en la última semana se haya publicado la noticia de que en varios países europeos se han acabado las existencias de cocinas de camping gas en muchos comercios. No son los únicos productos que han comenzado a escasear, sino también algunos de los incluidos en las diversas listas de imprescindibles que circulan:

  • Baterías externas y pilas
  • Combustible
  • Linternas, velas, cerillas y mecheros.
  • Generador eléctrico
  • Radio
  • Botiquín
  • Agua potable y alimentos no perecederos
  • Mantas

En este contexto, algunas formaciones políticas están intentando sacar rédito de esta situación. En España es el caso de la fuerza de extrema derecha Vox, que ha utilizado el argumento del gran apagón para sacar de nuevo a la luz sus posturas nacionalistas y antieuropeistas y para embestir contra la Cumbre del Clima que se acaba de celebrar en Glasgow, Escocia.

Nuria López

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