El misil de crucero hipersónico Tsirkón, de fabricación rusa, representa "un problema para Estados Unidos y la OTAN", señala el portal 19FortyFive, que recuerda que el proyectil antibuque completó con éxito un lanzamiento de prueba desde un submarino el pasado mes de octubre y que pronto llegará a formar parte del arsenal armamentístico ruso.
El autor del artículo, Brent Eastwood, exoficial de Infantería del Ejército de EE.UU. y experto en temas de defensa, advierte de que el sistema de defensa antimisiles norteamericano Aegis, eficaz contra los misiles convencionales, podría fallar a la hora de interceptar un Tsirkón, que habría cubierto unos 20 kilómetros de distancia para el momento en el que Aegis reaccionara, ya que el sistema antiaéreo necesita entre ocho y diez segundos para interceptar un proyectil.
"Los rusos han sido pacientes con la trayectoria de desarrollo de 20 años del Tsirkón. Hay que reconocerles el mérito de haber sido fieles al concepto hipersónico", escribe Eastwood, para concluir que el nuevo misil ruso podría "cambiar las reglas del juego".
Los misiles Tsirkón alcanzan una velocidad máxima de unos 2,65 kilómetros por segundo a una altura de 20 kilómetros, es decir, más de 10.000 km/h. Su autonomía máxima es de 1.000 kilómetros.
A primeros de octubre, los militares rusos efectuaron el primer lanzamiento de prueba del Tsirkón desde un submarino de propulsión nuclear, el Severodvinsk. Durante los ensayos del pasado julio desde la fragata Admiral Gorshkov, el misil alcanzó la velocidad Mach 7. La intención de Moscú pasa por que llegue a una velocidad máxima de Mach 9 y a un alcance superior a los 1.000 kilómetros.