'Nitrógeno con patatas fritas': denuncian en Japón que los empaques de alimentos traen cada vez menos producto por el mismo valor
Varias empresas de alimentos empaquetados en Japón optan de un tiempo a esta parte por fabricar envases más pequeños con menos cantidad de producto, lo que ha llamado la atención de medios y ciudadanos nipones.
Conocida como reduflación, esta reducción progresiva y en pequeña medida de las raciones permite a las empresas absorber el mayor costo de sus materias primas sin encarecer el precio de venta de sus productos, en un país donde la tasa de inflación es prácticamente plana.
Masayuki Iwasa, de 45 años, ha creado una página web para hacer un seguimiento de esta práctica, conocida en el país asiático como "aumento camuflado de precios".
"En Japón, el impacto de la deflación significa que es difícil subir los precios directamente, así que la reduflación es una especie de medida de último recurso", explica Iwasa a Reuters. "Pero, básicamente, es furtiva y molesta", añade.
Varia marcas de 'snacks' han optado por esta práctica. Así, la bolsas de 'chips' del fabricante Calbee aplicarán una reducción del 5 % a partir de enero de 2022, mientras que el recorte de Nestlé Japónse para KitKat Mini reduce los gramos de cada paquete de 11,6 a 9,7. En ambos casos, los fabricantes mantienen sus precios de venta en 1,29 dólares y 1,05, respectivamente.
"Cambiemos el nombre del producto a 'nitrógeno con papas fritas'", sugiere el autor de una nota que examina la evolución del gramaje y de los precios de las bolsas de Calbee, ironizando sobre el gas que la empresa usa como conservante para rellenar unas bolsas que algunos consumidores consideran que contienen "sólo aire".
De la misma forma, expresan su descontento por la reducción del tamaño de los KitKat Mini, muy populares en el país asiático. "La imagen que se tiene de KitKat es rectangular, pero ahora se está acercando a un cuadrado", comentan en la plataforma.
Según Reuters, aunque esta práctica no es exclusiva de Japón, su prevalencia es un notable legado de años de deflación. Además, debido a que los precios al público y los salarios apenas han variado en las dos últimas décadas, las empresas se muestran renuentes a subir los precios por miedo a perder clientes.
"A medida que aumenta el precio de las materias primas, los fabricantes de alimentos querrían subir los precios, pero les resulta difícil hacerlo", explica Tsutomu Watanabe, profesor de economía de la Universidad de Tokio.
Según explica, muchas empresas se resistirán a subir los precios directamente, al igual que hicieron en 2008, durante la subida de las materias primas, y en 2013-2014 cuando el yen se debilitó fuertemente, convirtiendo a la reduflación en una de las pocas formas de proteger los márgenes de beneficio.