Cynthia Millen, una jueza deportiva estadounidense que ofició durante unos 30 años los eventos de USA Swimming, el organismo de natación de Estados Unidos, ha renunciado a su cargo. Su dimisión se debe a una larga polémica acerca de la nadadora transgénero de la Universidad de Pensilvania, Lia Thomas, de 22 años, que ha batido una enorme cantidad de récords desde que empezó a competir en la categoría femenina. Anteriormente, la atleta se llamaba Will Thomas y, hasta el año 2018, formaba parte del equipo masculino.
Las normas actuales de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA, por sus siglas inglés) indican que las atletas transgénero pueden competir junto con las estudiantes nacidas como mujeres siempre que se hayan hecho el tratamiento de supresión de testosterona durante 12 meses.
Thomas también se sometió a la terapia de cambio hormonal, que inició en mayo de 2019. Sin embargo, en una de las carreras, Thomas llegó a la meta 38 segundos antes de su rival que terminó segunda, marcando una diferencia abismal entre el primero y el segundo puesto. De tal manera, la estudiante fue calificada para un prestigioso campeonato de la NCAA, previsto para marzo.
"He dicho a mis colegas que no puedo seguir en un deporte que permite a los hombres biológicos competir contra mujeres. Todo lo justo de la natación se va destruyendo", escribió Millen en su carta de renuncia, que compartió con The Washington Times.
"No quiero criticar a Lia, sea lo que sea, Lia es una hija de Dios, una persona preciosa, pero los cuerpos nadan contra los cuerpos", señaló Millen y agregó que al oficiar un evento en el que participara Thomas, le negaría el derecho de competir contra otras nadadoras.
"Es un cuerpo masculino contra los femeninos. Y ese cuerpo masculino nunca podrá cambiar. Ese cuerpo masculino siempre será un cuerpo masculino", intentó explicar su posición la jueza.
Anteriormente, un grupo de padres de algunas estudiantes que están en el mismo equipo de natación que Thomas envió una carta a los directivos de la universidad, a la NCAA y a la conferencia deportiva interuniversitaria Ivy League, exigiendo que se cambien las reglas que permiten a deportistas transgénero competir en certámenes femeninos.