La polémica historia del cuadro de Pissarro expoliado por lo nazis (y expuesto en España) cuyo futuro pende del Supremo de EE.UU.
A partir de esta semana, la familia Cassirer y el museo Thyssen-Bornemisza enfrentan una decisiva batalla ante el Tribunal Supremo de EE.UU. por la propiedad de un cuadro del pintor impresionista franco-danés Camille Pissarro. La obra, que data de 1897, fue expoliada por los nazis y actualmente se expone en Madrid.
El Tribunal no entrará a valorar el fondo del asunto, sino que determinará si el juzgado que previamente consideró que el cuadro pertenecía legítimamente a la pinacoteca madrileña utilizó la legislación adecuada.
En agosto de 2020, un tribunal federal de California resolvió que el museo español era el legítimo dueño de la obra desde 1993, aplicando la legislación española, pero los herederos de su propietaria original han recurrido alegando que la ley que debió aplicarse era la californiana.
El largo recorrido del Pissarro
El famoso cuadro, titulado 'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia' fue pintado en 1897 y adquirido al marchante de Pissarro por la familia judía Cassirer. En 1939, Lilly Cassirer Neubauer tuvo que vender el cuadro, por debajo de su valor de mercado, a un comerciante miembro del partido nazi para conseguir un visado que le permitiese huir de Alemania y establecerse en EE.UU.
Una década después, en 1950, Lilly Cassirer comenzó un litigio en Alemania para recuperar la obra, de la que desconocía su paradero, que se cerró en 1958, cuando alcanzó un acuerdo con el Gobierno alemán. Aceptó una compensación de 120.000 marcos alemanes, que correspondían al valor de mercado de la época, y que supuso el fin de las reclamaciones de todas las partes.
Mientras tanto, el cuadro había cambiado de manos en diversas ocasiones y había pasado por algunas de las más prestigiosas galerías de arte de EE.UU., hasta que en 1976 el barón Thyssen-Bornemisza compró la obra en la reconocida galería Stephen Hahn Gallery de Nueva York.
A partir de entonces, el 'Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia' fue expuesto en Suiza e incluido hasta 1990 en exposiciones temporales en siete países: Australia, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y España.
En 1993, el Estado español realiza la compraventa de la Colección Thyssen-Bornemisza y el Pissarro, junto con el resto de pieza, pasa a pertenecer a la Fundación Colección Thyssen Bornemisza, una institución pública.
Durante todo este tiempo la familia Cassirer no había vuelto a reclamar el cuadro. 44 años después del acuerdo con el Gobierno alemán, y 26 años tras la adquisición de Thyssen-Bornemisza, la familia Cassirer volvió a exigir la devolución del cuadro en 2002, esta vez a través de Claude Cassirer, nieto de Lilly, que interpuso una demanda en California
Tras el fallecimiento de Claude en 2010, sus hijos, Ana y David, han continuado con el litigio hasta la actualidad.
Los argumentos
Los Cassirer se basan en dos argumentos para continuar con la reclamación. Por un lado, sobre la cuestión procesal actual, sostienen que se debía haber aplicado la ley de California, que establece que no se puede ser dueño legítimo de un bien robado. Por el contrario, la normativa española incluye el concepto de propiedad por usucapión, lo que significa que se es el propietario legítimo de un bien tras una posesión ininterrumpida por tres años con buena fe y justo título, o por seis años faltando alguno de esos requisitos.
Su otro argumento consiste en aseverar que Thyssen-Bornemisza adquirió la obra siendo conocedor de su origen fraudulento.
Este extremo es desmentido por la Fundación Thyssen-Bornemisza, que alega que el barón lo compró a un precio justo de mercado en la reputada galería de Stephen Hann, en Nueva York, "donde estaba públicamente expuesto, y con el propósito de exponerlo públicamente, como así hizo durante años antes de venderlo a la Fundación", lo que consideran que "es prueba concluyente de que el barón no tenía conocimiento alguno del origen ilícito del cuadro".
Además, la fundación hace hincapié en que la familia Cassirer ya fue indemnizada por la pérdida de esa obra, al recibir un importe equivalente a lo que Lilly Cassirer reconoció ser el valor de mercado del cuadro, y que manifestó que con esa indemnización quedaba satisfecha cualquier pretensión.
Ahora queda esperar la decisión del Tribunal Supremo, que confirmará que el cuadro pertenece legítimamente al Museo madrileño, donde lleva expuesto desde 1992, o bien que el litigio debe continuar.
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