No paran las sanciones occidentales contra Rusia, que se desataron en respuesta a la operación militar lanzada en Ucrania por el presidente ruso, Vladímir Putin, y seriamente amenazan a la economía del país.
No obstante, no es solo la nación eslava la que está sintiendo sus repercusiones, sino muchos otros países de todo el mundo, desde África y Europa hasta el continente americano. Siendo Rusia uno de los mayores proveedores de una gran cantidad de productos básicos y alimentarios, entre las consecuencias que afectarán a muchos se pueden prever facturas de energía más altas, escasez de alimentos y aumento del precio del petróleo.
Crisis mundial en la cadena de suministros
La crisis en Ucrania está interrumpiendo cadenas mundiales de suministro que de por sí se han visto ya altamente afectadas por el caos de la pandemia, lo que ha disparado aún más los costos del transporte. Según Glenn Koepke, director general de colaboración de redes de FourKites, una consultora de la cadena de suministros de Chicago, las tarifas marítimas podrían duplicarse o triplicarse hasta alcanzar los 30.000 dólares por contenedor, mientras se estima que los costos de la carga aérea suban aún más.
Además, las restricciones impuestas por Rusia a compañías aéreas de 36 países han provocado el desvío de muchos vuelos, lo que conlleva un mayor gasto en combustible, una posible presión sobre la capacidad de carga y retrasos en los envíos.
La crisis alimentaria a nivel global
Tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadores de productos alimenticios. Ambos países representan más de la mitad del suministro mundial de aceite de girasol, una quinta parte de las ventas de maíz y una cuarta parte de las exportaciones mundiales de trigo.
Ante la situación en Ucrania, que ha afectado la producción de cultivos y sus exportaciones, disparando los precios, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Qu Dongyu, alertó que el impacto podría afectar a medio centenar de Estados, incluyendo los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos del Norte de África, Asia y el Próximo Oriente, y podría desencadenar una crisis alimentaria a nivel global.
Rusia también es el líder mundial en exportación de fertilizantes, cuyos precios tampoco quedaron intactos, mientras su previsible escasez pone en peligro la producción mundial de cultivos. Según señaló Dongyu, muchos países de Europa y Asia Central dependen de la nación eslava para obtener "más del 50 % de su suministro de fertilizantes".
La crisis energética
Rusia es uno de los mayores exportadores de petróleo y gas en el mundo, insumos que también siguen en aumento en medio del enfrentamiento entre Rusia y Occidente en cuanto a Ucrania, lo que se suma a crecientes preocupaciones sobre su suministro.
Países como como EE.UU., Canadá y el Reino Unido instan a la Unión Europea a endurecer las sanciones contra Moscú, ampliándolas también al sector energético, lo que, según los expertos, traería consigo consecuencias devastadoras, no solo para Rusia o Europa, sino también para la economía mundial.
El alza del costo del gas natural ya está afectando a España, donde el precio de la electricidad en el mercado mayorista continúa sufriendo enormes incrementos. Mientras, muchos países se han visto afectados por el aumento del precio del crudo, lo que ha provocado alzas en los precios de la gasolina.
Escasez de otras materias primas
Aparte de petróleo y gas, Rusia también es un importante proveedor de una gran cantidad de otros productos básicos, como aluminio, níquel y paladio, que se utilizan en todo tipo de productos, desde teléfonos móviles hasta automóviles, y cuyos precios están aumentando en todo el mundo.
Inflación desatada
La inflación, causada básicamente por la subida de los precios de los metales, alimentos y la energía, está aumentando en todo el mundo, con efectos directos en el incremento del costo de la vida. España cerró el mes de febrero con 7,4 % de inflación, su nivel más alto en 33 años. La tasa también empeoró en Alemania, donde repuntó hasta 5,1 %. Así, la energía se encareció en febrero un 22,5 %, y los alimentos, un 5,3 %.
La tasa inflacionaria en EE.UU. también sigue descontrolada: en el pasado mes se disparó hasta 7,9 %, la mayor subida interanual desde enero de 1982. "Un gran contribuyente de la inflación fue este mes el aumento en los precios del gas y la energía" como consecuencia de la operación militar rusa en Ucrania, sostuvo el presidente del país, Joe Biden.