Identifican en el océano más de 5.500 virus nuevos, incluido un eslabón faltante en la evolución
Un equipo de microbiólogos afiliado con la Universidad estatal de Ohio reporta haber identificado 5.504 especies previamente desconocidas de virus, las cuales flotan en el océano.
Ninguno de estos microorganismos marinos tiene un ADN, sino se distinguen por sus ácidos ribonucleicos (ARN) codificantes, es decir, todos son virus ARN, y el análisis y la comparación de sus genomas ha duplicado el número de divisiones conocidas de esta clase de virus, pasando de 5 a 10, según resumieron los investigadores este jueves en The Conversation.
A falta de tramos cortos únicos de ADN, que normalmente permiten a los genetistas identificar y establecer el parentesco entre los organismos compuestos por células, este equipo investigador decidió encontrar en cada ejemplar secuenciado el gen que codifica una proteína particular, la cual luego permite al virus replicar su material genético. Es un tramo del genoma que todos los virus ARN comparten, porque desempeña un papel clave en la forma en que se propagan. Sin embargo, cada especie tiene pequeñas diferencias moleculares en este tramo y los investigadores decidieron enfocarse en estas diferencias para distinguir un tipo de otro.
Sin este nuevo enfoque, que el equipo detalló en un artículo publicado en la revista Science el 7 de abril, la clasificación de la creciente diversidad de estos microorganismos habría sido un desafío, sostienen los autores.
El material sometido a la secuenciación genómica había sido recolectado durante varios años de expediciones de la goleta Tara, que porta un laboratorio a bordo. Para conmemorar la aportación de este barco, los científicos dieron el nombre 'Taraviricota' a uno de los filos (o divisiones) nuevos y más abundantes en vastas regiones oceánicas, con preferencias en regiones con zonas templadas y aguas tropicales. A su vez, el filo que habita el océano Ártico fue bautizado como 'Arctiviricota'.
Los microbiólogos creen que el 'Taraviricota' podría ser el eslabón perdido —y buscado durante muchos años— en la evolución de los virus ARN. Puede conectar dos diferentes ramas conocidas en la diversidad de esta clase de microorganismos, las cuales divergen en la forma en que se replican.
El nuevo material secuenciado ayuda a los científicos a comprender mejor no solo la historia evolutiva de los virus, sino también el génesis de la vida temprana en la Tierra, puesto que algunos de los virus ARN podrían haber aparecido antes de que se sintetizara la primera célula.