Irán afirma que "no se retractará ni un ápice" de sus derechos a desarrollar su industria nuclear con fines pacíficos
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, afirmó este sábado que Teherán continuará desarrollando su industria nuclear con fines pacíficos.
"Nuestro conocimiento y tecnología en el campo nuclear no es reversible. La [continuación de la] investigación de Irán en campos nucleares pacíficos no dependerá de las demandas o puntos de vista de otros", declaró el líder iraní durante una ceremonia destinada a conmemorar el Día Nacional de la Tecnología Nuclear.
"Por más de una centésima vez, nuestro mensaje de Teherán a Viena es que no nos retractaremos ni un ápice de los derechos nucleares del pueblo iraní", aseveró Raisi haciendo referencia a las conversaciones multilaterales para restablecer el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), que se celebraron en la capital austriaca y quedaron paralizadas desde el pasado 11 de marzo tras ocho rondas.
En el marco del Día Nacional de la Tecnología Nuclear, Raisi visitó una exposición sobre el sector. Durante el evento, el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, Mohammad Eslami, dio a conocer tres planes estratégicos, que consisten en aumentar a 10.000 megavatios la capacidad de producción de electricidad nuclear del país, promover la aplicación de tecnologías de radiación y construir una planta de energía nuclear con una capacidad de 360.000 megavatios en la ciudad de Darkhovin, en la provincia suroccidental de Juzestán.
De acuerdo a los informes, la planta tenía que haberse construido antes de la Revolución Islámica de 1979 con la ayuda de Francia, pero el proyecto se detuvo en su fase inicial debido a la guerra entre Irán e Irak, que comenzó en 1980 y duró ocho años.
A día de hoy, la única planta de energía nuclear que posee Irán entró en funcionamiento en 2011 con la ayuda de Rusia. Se encuentra en la ciudad de Bushehr y tiene una capacidad de 1.000 megavatios.
En 2015, Irán, EE.UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania firmaron el pacto JCPOA, que fijó limitaciones al programa nuclear de Teherán a cambio del levantamiento de las medidas de castigo. Tres años después, el entonces presidente estadounidense Donald Trump abandonó el tratado e impuso de nuevo sanciones económicas contra la república islámica.