El presidente de Serbia defiende su decisión de no sancionar a Rusia en medio de "la hipocresía patológica" reinante en el mundo
Pese al aluvión de críticas que le cuesta su negativa a imponer sanciones contra Rusia, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, recordó este domingo en una entrevista para TV Pink que Moscú "siempre ha apoyado la integridad territorial de Serbia desde 2001", al tiempo que se mostró orgulloso de que su Gobierno anteponga la normalidad del país, aunque le cueste caro desde el punto de vista político.
Vucic recalca que deben tomar decisiones que redunden en beneficio de sus propios ciudadanos, como un posible acuerdo ventajoso con Rusia sobre los suministros del gas. Mientras Serbia está pendiente de las negociaciones sobre esta cuestión, el presidente cree que sea como fuere el futuro contrato, "será mejor que en otros países de la Unión Europea", si bien reconoce que el gas "no será gratis" ni a los precios de antes.
En opinión del mandatario serbio, su país sobrelleva las actuales dificultades y tensiones mejor que muchas otras naciones. "No le dijimos a nadie que apagaríamos la calefacción, o que no se bañaran, o que no habría trigo ni maíz", subrayó, en referencia a las declaraciones de políticos europeos que han aconsejado a la población que moderen sus baños o el consumo de la electricidad para "disgustar a Putin".
"Con decir cualquier cosa en contra de Putin, todos me darían un premio"
"Si quisiera ser el héroe número uno del mundo, bastaría con decir cualquier cosa en contra de Putin, y todos me darían un premio y dirían que soy el demócrata más grande del mundo", razonó Vucic. "Mi trabajo es no poner en peligro a Serbia", agregó.
Además de negarse a sancionar a Moscú, también se pronunció en contra de la tendencia de la cancelación de la cultura rusa, en particular de sus clásicos y grandes figuras históricas, como Dostoyevski, Tchaikovski o el mariscal soviético Zhúkov. "¿Deberíamos deshacernos de Shakespeare porque los británicos envían armas a los albaneses?", se preguntó.
Vucic denunció que se enfrentan a una "hipocresía patológica" que está "por todas partes" desde un punto de vista legal, de tal forma que quienes acusan a Serbia de tener las manos manchadas de sangre por mantener abiertas sus comunicaciones aéreas con Rusia en medio de su ofensiva militar en Ucrania deberían avergonzarse.
"¿Es la vida serbia menos valiosa?"
En ese sentido, el mandatario se preguntó si alguien ayudó a Serbia o canceló los vuelos cuando 19 países de la OTAN bombardearon al país durante su ofensiva en el territorio de la antigua Yugoslavia en 1999. "¿Es la vida serbia menos valiosa?", continuó.
El presidente serbio también recordó que la resolución 1244 de la ONU prohíbe enviar armas a Kosovo, donde está prevista la presencia de una sola fuerza militar que pretende garantizar la estabilidad en la región, la KFOR, liderada por la OTAN. Sin embargo, "no solo los británicos los están armando, sino que también los estadounidenses, y los turcos están entrenando a los pilotos", indicó Vucic, que denuncia la militarización de la región más allá del apoyo al contingente internacionalmente acordado.