Paul Holes, el criminalista que dedicó gran parte de su carrera a buscar a Joseph James DeAngelo, el 'asesino del Golden State', a quien eventualmente logró atrapar, asegura que en EE.UU. hay alrededor de 2.000 asesinos en serie sueltos, acechando en las sombras y a la caza de nuevas víctimas.
"He visto estadísticas de que unos 2.000 asesinos en serie están operando en los Estados Unidos hoy en día", escribió el aclamado detective en su libro 'Unmasked: My Life Solving America's Cold Cases', publicado este 26 de abril.
Holes le dijo al New York Post que, si bien es una estimación aproximada, se trata de "una cifra absolutamente realista".
Según ha podido observar el criminalista en sus varias décadas de experiencia, los asesinos en serie suelen perseguir a los marginados, en particular a las prostitutas, los drogadictos y las personas sin hogar, ya que estas tienden a perder el contacto con familiares y amigos y, por lo tanto, llaman menos la atención si desaparecen por largos períodos de tiempo.
"A menudo, estos depredadores se aprovechan de las personas cuyas vidas se han ido a pique, así que cuando desaparecen, nadie les presta atención", señaló Holes, añadiendo que "los asesinos se esconden detrás de la crisis de los opioides", pues el uso generalizado de heroína, oxicodona y fentanilo les proporciona una "cortina de humo" que les permite estrangular o sofocar a las víctimas con menos violencia de la que se necesitaría para matar a los que están plenamente conscientes, al tiempo que confunde a los investigadores, quienes pueden asumir erróneamente que las drogas son las culpables de la muerte.
Holes puso el ejemplo de Samuel Little, quien confesó haber asesinado a 93 mujeres entre 1970 y 2012, lo que lo convirtió en el asesino en serie más prolífico de la historia de EE.UU. Varias de sus víctimas eran prostitutas y consumidores frecuentes de drogas.
Por otro lado, se cree que un buen número de asesinos en serie son camioneros que viajan largas distancias en cortos períodos de tiempo. Eso les permite cometer crímenes en distintos estados y despistar a la Policía.
Holes añadió que, en el pasado, los asesinos en serie no tenían que preocuparse tanto por ocultar sus delitos. Sin embargo, las nuevas tecnologías los han obligado a ser mucho más precavidos.
"En la década de 1970 había asesinos en serie entrando en las casas o recogiendo a viajeros. Pero a medida que la sociedad se adapta a las amenazas a la seguridad pública (los sistemas de vigilancia, por ejemplo), el depredador trata de minimizar los riesgos para sí mismo", explicó el detective.
No obstante, agregó que las nuevas tecnologías funcionan como un arma de doble filo, ya que pueden servir a los asesinos para atraer y aislar a sus víctimas a través de Internet, por ejemplo.