¿A la caza del liderazgo entre los productores de litio? Argentina ante las oportunidades y desafíos que impone el 'oro blanco'
Argentina se consolida como referencia mundial en la producción de litio industrializado de alta calidad, y ya proyecta inversiones por más de 4.200 millones de dólares anuales, según destacó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
Según un reporte de la Dirección Nacional de Promoción y Energía Minera, las empresas instaladas en el país realizaron entre 2020 y 2021 inversiones por 3.382,5 millones de dólares, lo que llevaría a Argentina a duplicar sus exportaciones para 2025.
Ante un contexto global que exige compromisos de cambio en la matriz energética de origen fósil, el potencial de inversiones podría ubicar al país sudamericano en el podio de las naciones productoras de este mineral, clave para fabricar baterías eléctricas, que se necesitan para la fabricación teléfonos móviles, placas solares y electromovilidad (vehículos eléctricos).
Números alentadores
En la actualidad, Argentina ocupa el cuarto puesto en el mercado de litio, con una producción de 6.200 toneladas en 2021, detrás de Australia (55.000), Chile (26.000) y China (14.000), de acuerdo al informe más reciente del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS, por sus siglas en inglés).
Según el subsecretario de Coordinación Institucional de la Secretaría de Energía de Argentina, Guillermo Usandivaras, su país cuenta actualmente con dos proyectos de explotación de litio, dos en construcción y 50 en exploración. En el marco del foro virtual 'Perspectivas del Litio desde América Latina', celebrado el mes pasado, el representante argentino destacó también la inversión en ciencia y tecnología en el país sudamericano respecto para el desarrollo de la actividad, con 30 unidades ejecutoras con proyectos relacionados con este recurso, 185 investigadores y 118 becarios.
Además, Argentina es la segunda nación en recursos detrás de Bolivia, uno de sus potenciales socios regionales que junto con Chile, conforman el llamado 'triángulo del litio', que contiene casi el 56 % de los recursos mundiales del metal. Se trata de una región que posee salares con niveles de concentración que hacen que su explotación sea sumamente rentable en relación a otros depósitos.
A estos se suma México, cuyo presidente, Manuel Andrés López Obrador, anunció la semana pasada que busca concretar una alianza para compartir experiencias en la explotación del llamado 'oro blanco', que fue recientemente nacionalizado por el Gobierno, emulando lo ocurrido en Bolivia.
Una industria abierta a la inversión transnacional
El gran desafío para Argentina radica en generar la participación de empresas locales en torno a este mercado con enorme futuro. Sucede que la explotación de litio es altamente costosa, y la regulación argentina no solo permite, sino que además promueve la inversión extranjera para proyectos mineros. Hoy, los principales yacimientos de litio están en manos de grandes empresas mayormente transnacionales que se llevan el litio a procesar a otros lugares, por lo que la materia prima sale del país con escaso o nulo valor agregado.
Así, el litio se extrae de Argentina casi sin dejar rentabilidad para el Estado; la única ganancia deriva de los impuestos que pagan las compañías por desarrollar sus actividades en territorio argentino. En 2021, el presidente Alberto Fernández redujo la alícuota de derechos de exportación minera del 12 % al 8 % para el oro, y hasta el 4,5 % para otros minerales como el litio o la plata. Así y todo, el ingreso de dólares que puede generar la actividad a través de este impuesto resulta vital para enfrentar los problemas económicos que aquejan a la Casa Rosada, en particular el de la deuda externa.
Existe sin embargo una tímida participación de la empresa estatal YPF Litio S.A., que destinará una inversión de 2,5 millones de dólares para la producción de celdas y baterías de litio en la Provincia de Buenos Aires.
Como contrapartida, el marco normativo es, en relación a sus vecinos del triángulo, particularmente favorable para la llegada de inversiones extranjeras orientadas a la explotación de los salares. Por ello algunos analistas coinciden en que Argentina tiene potencial para convertirse en el principal productor mundial de carbonato de litio, aunque resigne con ello el control soberano al que apuntan Bolivia y México.
Nuevas inversiones
El litio disponible en territorio argentino está concentrado mayormente en tres provincias: Catamarca, Jujuy y Salta.
Jiangxi Ganfeng Lithium, la minera de litio más grande del mundo, que cuenta con Tesla y BMW entre su cartera de clientes, espera que su proyecto de Cauchari-Olaroz, en Jujuy, produzca 40.000 toneladas de carbonato de litio anuales cuando se ponga en marcha, a partir del próximo semestre.
En marzo, otras dos grandes mineras asiáticas anunciaron millonarias inversiones en litio argentino. La china Zijin construirá una planta en Catamarca, con una inyección monetaria total de casi 4.000 millones de dólares que implicará la creación de 1.900 empleos en forma directa e indirecta. En tanto, la surcoreana Posco inició la construcción de una planta comercial de hidróxido de litio en el Salar Hombre Muerto, en Salta, con una inversión de 380 millones de dólares proyecta una producción, en una primera etapa, de 20.000 toneladas anuales de carbonato de litio, con el objetivo de duplicarla a mediano plazo.
Al mismo tiempo, la empresa estadounidense Livent prometió triplicar la capacidad productiva en el país, con la edificación de una segunda planta de producción de este mineral en Catamarca.
La semana pasada, al participar en Salta de la cuarta reunión de la Mesa de Litio, el ministro Kulfas aseguró que Argentina está "abierta a seguir fortaleciendo este proceso inversor".
Y, según el funcionario, oportunidades sobran: "Todas las semanas junto con los queridos gobernadores de Salta, Jujuy y Catamarca recibimos más y más consultas de interés de inversores internacionales y nacionales para la minería argentina y el litio en particular; esto marca el interés, marca el camino que ha elegido la Argentina y marca tendencias internacionales que han llegado para quedarse y que nos dan una enorme oportunidad e impulso para el crecimiento y también resolver nuestra propia deuda interna, nuestra deuda social".