James Howells, el británico que en 2013 tiró accidentalmente a la basura un disco duro con 7.500 bitcoines (actualmente valorados en 185 millones de dólares), no se rinde en su misión de hallarlo entre miles de toneladas de vertidos en un basurero de Newport (Reino Unido).
Luego de que las autoridades, debido a preocupaciones medioambientales, rechazaran sus solicitudes anteriores de intervenir el basurero, Howells propone ahora utilizar inteligencia artificial (IA) para operar un brazo mecánico para 'filtrar' la basura, que luego sería recogida a mano en una instalación cerca del vertedero.
Además, promete, contratará a varios expertos ambientales para supervisar el proceso y, mientras la búsqueda continúa, empleará perros robot como elementos de seguridad para que nadie intente robar su disco duro.
"Básicamente, contamos con un equipo completo de varios expertos, con diversos conocimientos que, al unirnos todos, nos hará capaces de completar esta tarea con un estándar muy alto", aseguró Howells, quien estima que la búsqueda tomaría entre nueve y 12 meses.
Sin embargo, aún necesita obtener el permiso del ayuntamiento de Newport, cuyos basamentos legales le impiden siquiera considerar estas propuestas, ya que "plantean un riesgo ecológico significativo", según un portavoz.
Howells creó su cartera digital de bitcoines a principios de 2009, cuando la moneda era conocida únicamente en los círculos tecnológicos y prácticamente no tenía valor. Después de abrir esa cuenta, no volvió a pensar demasiado en la divisa virtual. Finalmente, en 2013 tiró a la basura por error el disco duro con la cuenta. En aquel momento, tenía un valor de cerca de 800.000 dólares.
En enero de 2021, cuando los bitcoines asentados en el disco equivalían ya a 288 millones de dólares, Howells ofreció al ayuntamiento de Newport el 25 % en caso de que lograra recuperar el dinero. Más tarde, en diciembre de ese mismo año, cuando las criptomonedas en el hardware estaban valoradas en 364 millones de dólares, Howells contactó con un panel de expertos en recuperación de datos de la NASA para garantizar que, en caso de hallar el preciado disco duro, se pueda extraer su contenido.