La redada del FBI a la residencia del expresidente Donald Trump de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, provocó una rápida condena por parte de algunos gobernadores estadounidenses, que criticaron el pobre procedimiento del sistema de justicia estadounidense, especialmente cuando se trata de investigar a personas ligadas a la Administración actual.
Ron DeSantis, gobernador de Florida, comentó en las redes sociales que la redada "es otra escalada en el uso de armas de las agencias federales contra los opositores políticos del régimen, mientras que personas como Hunter Biden son tratadas con guantes de seda", y calificó a EE.UU. como una "república bananera".
El término suele aplicarse a una nación gobernada por élites empresariales y políticos corruptos que despojan a la clase trabajadora de su riqueza y hacen caso omiso de las leyes del país.
Asimismo, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, una firme aliada de Trump, describió el registro como una "instrumentalización política sin precedentes del Departamento de Justicia", y agregó que "utilizar el sistema de justicia penal de esta manera es antiamericano".
"Oye, FBI, ¿algún interés en la computadora portátil de Hunter Biden? Preguntando por un amigo mío que sufrió un allanamiento hoy", comentó en Twitter Kari Lake, candidata a la Gobernación de Arizona.
El registro del FBI en Mar-a-Lago se produjo mientras Trump sopesa una cada vez más probable tercera candidatura a la Casa Blanca. En un comunicado, el magnate denunció el allanamiento como un "armamento del sistema de justicia" y un esfuerzo para evitar que se presente de nuevo a la Presidencia en el 2024.