España se vuelca en las desaladoras ante la sequía: 765 plantas producen el 9 % del agua que consume el país
La sequía que recorre el continente Europeo es especialmente preocupante en España, donde los embalses se encuentran a tan solo 37,9 % de su capacidad, un nivel tan bajo que no se veía desde hace casi tres décadas, en 1995.
Una de las soluciones por las que apuesta el país para solucionar la escasez de recursos hídricos es la utilización de desaladoras. En la actualidad existen 765 plantas de este tipo, que producen cada una de ellas más de 100 metros cúbicos al día.
La idea es hacer frente a una situación que ya ha llevado a diferentes regiones del país y ayuntamientos a establecer restricciones en el consumo de agua, en un verano especialmente marcado por las altas temperaturas y la falta de lluvias.
Décadas de desarrollo
La instalación de desaladoras en las costas españolas hace años que se viene implementando. Las primeras se instalaron en las Islas Canarias, posteriormente en las Islas Baleares y, finalmente, comenzaron a extenderse por las costas de la Península, especialmente en la vertiente mediterránea.
La titularidad del agua es pública en España, por lo que para hacer negocio con ella se necesita una concesión administrativa. Así, las grandes plantas desaladoras se gestionan por la empresa pública Acuamed, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Sin embargo, la operación y mantenimiento de las plantas usualmente se subcontrata a empresas a través de la licitación de un contrato por varios años de duración.
Dentro de poco abrir un grifo será un lujo. España es uno de los países europeos más afectados por la sequía escenario que tiene dos consecuencias que ya padecemos: racionar y subir los precios @jfjimenoserrano@_Herce@diegodelacruz@daniro_asensio@Thinknomics@cultrun@rmysanpic.twitter.com/j5HQmGMWLh
— Rafael Pampillón 🇺🇦 (@Rafaelpampillon) August 18, 2022
Estas plantas son utilizadas tanto para tratar agua salada como agua salobre. La diferencia entre ambas es que la última tiene un grado de salinidad intermedio entre el agua salada y el agua dulce. Se suele encontrar en algunos pozos y aguas superficiales y en mares menos salados.
De las 765 plantas que producen más de 100 metros cúbicos al día, 360 desalan agua de mar y 405 agua salobre.
En Torrevieja, una pequeña ciudad costera de menos de 90.000 habitantes, se encuentra la desaladora más grande de Europa, con una capacidad máxima de 240.000 metros cúbicos diarios y que abastece a 400.000 personas y más de 8.000 hectáreas de regadío. Pero no fue la primera.
La primera desaladora construida en España llegó en el año 1964 a la isla canaria de Tenerife. En este archipiélago hay islas como Lanzarote o Fuerteventura, donde la dependencia de agua de esta procedencia es muy elevada.
Lo mismo sucede en el archipiélago balear. Allí, tan solo en los últimos seis años, la producción de agua desalada se ha multiplicado por cinco en su isla más grande, Mallorca, mientras que ha aumentado más de un 40 % en Ibiza. En la isla más pequeña, Formentera, se utiliza en 80 % del suministro total.
Consecuencias medioambientales
Actualmente el agua potable obtenida de esta manera ha pasado a ser fundamental para la planificación hidrológica nacional. El proceso más usado para su obtención en la ósmosis inversa, que separa el agua de las sales y otros contaminantes. Sin embargo, la extracción de estas grandes cantidades de sal, que posteriormente vuelven a verterse a los mares constituye un problema medioambiental.
Los proyectos de explotación de plantas desaladoras deben incluir un exhaustivo programa de vigilancia ambiental para implementar pautas de protección a las posibles zonas sensibles frente a los excesos de salinidad generados por la salmuerahttps://t.co/czgNeTNogF
— AEDyR (@AEDyR_es) August 17, 2022
En ese proceso se obtiene un 45 % de agua para el consumo y un 55 % de agua con sal y el resto de organismos depurados, lo que se conoce como salmuera, que tiene hasta dos veces y media la concentración de sal que el agua de mar.
En 2019 un estudio realizado por científicos del Instituto del Agua, el Medioambiente y la Salud –organismo de la ONU basado en Canadá–, la Universidad holandesa de Wageningen y el Instituto Gwangju de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur, advirtió del peligro que suponen las más de 16.000 plantas desalinizadoras repartidas por todo el planeta.
El estudio revela que esas plantas producían al día 142 millones de metros cúbicos de salmuera, lo que genera un importante impacto porque provoca el aumento de la temperatura del mar y reduce la cantidad de oxígeno en el medio marino.
Si bien los mayores problemas se concentran en cuatro países, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar, España destaca como el mayor productor de salmuera de Europa, con el 69 % en Europa occidental.
Sin embargo, también se destaca que la salmuera puede tener usos positivos, como su aprovechamiento económico en acuicultura, en la generación de electricidad y en la recuperación de productos como magnesio, potasio, cloro, litio o uranio, entre otros.
Una décima parte de agua del país procede de desaladoras
En total, las desaladoras proporcionan el 9 % del agua potable que España consume, al producir cerca de 5 millones de metros cúbicos de agua desalada al día, según publica la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDYR), una cifra que sitúa al país a nivel mundial tan solo por detrás de Arabia Saudí, EE.UU. y Emiratos Árabes.
Esta elevada cifra significa que si el agua fuese utilizada tan solo para el consumo humano, podría abastecer a más de 34 millones de habitantes, en un país que, de media, consume 132 litros por persona y día.
Sin embargo, su uso no es solo el de consumo humano. El 21 % del agua desalada se utiliza en la agricultura, mientras que también se destina un elevado porcentaje para usos industriales.
Dramática situación en muchos municipios
La situación provocada por la falta de lluvias comienza a ser preocupante en muchas zonas del país. Así sucede, por ejemplo, en Galicia, una de las Comunidades Autónomas más afectadas.
En la provincia gallega de Pontevedra, seis localidades han acordado cerrar grifos lavapiés y duchas en playas, así como prohibir el relleno de piscinas, el baldeo de las calles o los lavados de coches.
En la provincia gallega de Ourense, algunos municipios han prohibido usos que no sean esenciales, decretando multas para los incumplimientos. En varios está prohibido regar jardines o huertas, llenar piscinas o lavar vehículos.
En Cataluña, el gobierno regional ha limitado el consumo de agua en 150 municipios a 200 litros por persona y día. En Andalucía se ha llegado a las restricciones nocturnas y al reparto de agua en camiones cisternas en una comarca de la provincia de Málaga, mientras que en otras zonas de la región peligra la producción de aguacates y aceituna de mesa.
La prohibición de llenar piscinas, regar jardines o lavar vehículos se ha tomado también en zonas de Extremadura, Castilla y León y País Vasco.