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El Gobierno de Brasil entrega libros a la policía de carreteras con la recomendación de que "lean la Biblia" y estalla la polémica
Los trabajadores consideraron la acción como una "violación a la libertad religiosa".
El Gobierno de Brasil distribuyó libros a los miembros de la Policía Federal de Carreteras (PRF, por sus siglas en portugués) con la recomendación a los uniformados para que lean la Biblia, un texto sagrado usado por católicos y evangélicos. Pero el gesto no fue bien recibido.
En un mensaje enviado a los trabajadores, la PRF trató la distribución de los libros como una "asistencia espiritual" para los servidores, reseñó G1.
Entretanto, desde el Ministerio de Justicia justificaron la distribución, alegando que cumple con los criterios de "atención integral de salud para policías", ante el estrés que le generan las actividades que realizan.
El libro, según el citado medio, es parte del proyecto denominado 'Capellanía' y trae "mensajes devocionales diarios".
El ejemplar lleva por título "Pão Diário – Segurança Pública" (Pan Diario - Seguridad Pública) y tiene como objetivo "estimular la espiritualidad, contribuyendo para el bienestar y la calidad de vida del servidor de PRF", según uno de los extractos, cita Metrópoles.
Quejas y diversidad de cultos
Los servidores públicos consideran que el Gobierno no debe mezclar religión y trabajo; y han manifestado que esta distribución se ha hecho "de manera injustificada".
Asimismo, expresan que esto podría considerarse como una "violación a la libertad religiosa", en vista de que el libro no toma en cuenta otros credos. Al respecto, la PRF indicó que si hay trabajadores de otras religiones interesados, deberán presentar una solicitud.
Las críticas apuntan también contra el presidente, Jair Bolsonaro, ya que se vincula directamente a sus intereses religiosos.
De hecho, en marzo pasado, Bolsonaro prometió durante un acto con decenas de pastores evangélicos y miembros de su Gabinete, que dirigiría al país "en la dirección" que los religiosos desearan.
El gesto del Gobierno aviva la polémica en un Estado que se define en su Constitución como laico, es decir, que actúa independiente de cualquier organización religiosa, por lo que el estrecho vínculo y acciones de su gobierno con la iglesia evangélica es visto como una imposición de culto.
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